He aquí que un ángel
del Señor se la apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas
recibir a María, tu esposa, pues lo que en ella ha sido concebido es obra del
Espíritu Santo (Mt 1, 20-24)
José veía que algo inexplicable estaba pasando en el embarazo de
María, porque, una mujer tan cercana a Dios, tan límpia y casta, no podría
encontrarse así de la nada. Seguro que se acordó de la profecía: “la virgen
concebirá y dará a luz un hijo, a quien llamarán Emmanuel”. Pobre José, cómo lo
habrá pasado de mal. Y qué bueno es Dios, que en sueños le hace ver que no debe
tener miedo de recibir a María, pues la explicación de todo está en que el
Espíritu Santo ha actuado. Cuando Dios ve buenas disposiciones, se luce. Lúcete
conmigo, Jesús. Voy a poner de mi parte.
Recibe
una tutoría de José (Pepe) de “oír a Dios”.
Todo esto ha ocurrido
para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del Profeta: He aquí que
la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien llamarán Emmanuel, que
significa Dios-con-nosotros. (Mt 1, 22-23)
Cada ves está más cerca la Navidad. Yo quisiera, Jesús, que todas
las personas del mundo pudieran pasar una Navidad feliz; que todos pudieran
experimentar la alegría de tener a Dios con ellos. Emmanuel, significa
Dios-con-nosotros. Pienso que estarás especialmente con los que en Navidad,
estarán tristes, sólos, pobres, abandonados, enfermos.
Repítele:
Emmanuel, Manuel, Manolo… siempre conmigo.
Estar siempre con los
tres, con Jesús, María y José