martes, 11 de diciembre de 2018

Obedeceré a la primera, aunque me cueste


Por aquellos días el emperador dictó una ley que ordenaba hacer un censo en todo el imperio (…) Todos iban a inscribirse a sus respectivas ciudades (Lc 2,1-3).
Jesús, cuando ya todo está preparado para recibirte lo mejor posible, San José y la Virgen María tuvieron la noticia de que debían viajar a Belén. Fue una gran contrariedad porque los viajes eran entonces muy molestos. Sin embargo, no protestaron. Enseguida se pusieron a preparar las cosas para salir cuanto antes. Aquel cambio de planes –como a todos nos sucede cuando nos mandan algo que no nos gusta– les costó trabajo. Pero ellos sabían que al obedecer a quien lo había ordenado, estaban obedeciendo a Dios. No pusieron mala cara y obedecieron rápidamente.
Dile a Jesús que quieres obedecer y siempre a la primera.
José como era descendiente de David, salió de la ciudad de Nazaret de Galilea y subió a Judea, a la ciudad de David llamada Belén (Lc 2, 4-5).
Jesús, en este día tan cercano a la Navidad, voy a preparar la venida del Niño Dios obedeciendo siempre a la primera, sin que me digan las cosas dos o tres veces; y con alegría, sonriendo siempre. Además, en mi casa me suelen mandar cosas sensatas, no locuras como la del censo que se le ocurrió al Rey de Roma. Obedeciendo me pare­ceré más a Ti, Jesús, y a María y a José.
Pídelo a José, que te ayude a obedecer con prontitud.
Propósito: Repito: Obedecer a la 1ª y sonreir