En la Palabra había
vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tiniebla, y las
tiniebla no la recibieron (Jn 1, 4-5).
Bueno, se acabó el año. Mi abuelita, para variar, ya colgó el
almanaque del año que viene que le regalaron en la farmacia. Ella es aficionada
a esas cosas. También colecciona los suplementos del resumen del año que salen
durante estos días en el periódico. Un día descubrí dónde los guardaba. Las
noticias, no las entendí mucho, pero me hizo mucha gracia ver los anuncios.
Aparecían cosas obsoletas como la gran novedad. Es bonito pensar que aunque los
años pasan, tú sigues siendo el mismo. Jesús, eres el mismo, ayer, hoy y siempre.
Desde ya te pido ayuda para que seas mi luz a lo largo de todo el 2019.
Haz
una lista de tus metas para el 2019, y encomiéndaselas a Jesús, para que todas
te ayude a estar más cerca suyo.
La Palabra era la luz
verdadera, que alumbra a todo hombre (…) A cuantos la recibieron, les da el
poder para ser hijos de Dios (Jn 1, 9,12).
¡Cuántos propósitos para este nuevo año! Me ha salido una gran
lista. Pero casi se me olvidaba dar gracias, por todo lo que he recibido a lo
largo de este año. Primero, por todo lo que he visto con mis ojos; y luego, por
aquellos beneficios de los que ni me enteré. Gracias, Jesús, por mi familia,
por mis amigos, por el afecto de tanta gente. Gracias por todo lo que he
aprendido y por ayudarme a recomenzar en mis luchas.
Proponte
comenzar el nuevo año con una oración.
Propósito: en el
minuto cero, segundo 1: rezar, luego festejar.