“Entrad por la
puerta angosta, porque amplia es la puerta y ancho el camino que conduce a la
perdición, y son muchos los que entran por ella.” (Mt 7, 13).
¡Qué mal suena eso de que son muchos los que entran por la puerta
que lleva al camino de la perdición! ¡Cómo me asusta y cómo me gustaría, Jesús,
que me digas por cuál camino voy! Pienso que, quizá, voy bien; pero no me
acuerdo haberme encontrado una puerta tan estrechita –eso dice el DRAE que
significa angosta–. Pero lo del tamaño de la puerta, ¿lo dijiste por el tamaño
en sí o, más bien, por el esfuerzo que supone recorrer, muy bien, el camino de
mi fe?
Pregúntale
a Jesús qué puertas has abierto o cerrado en este día.
“¡Qué angosta es la puerta y estrecho el camino que
conduce a la Vida, y qué pocos son los que la encuentran!” (Mt 7, 14).
Si antes sonaba feo que muchos vayan por el camino de la
perdición, lo de que son pocos los que encuentran la puerta y el camino que
conduce a la Vida parece peor. A mí me gusta vivir bien, pero voy a acudir a la
Virgen –que es el camino más rápido y seguro hacia al Cielo–, para que siempre
vaya por el camino de la Vida. Además, veo que, sin ser mejor que los demás,
muchos amigos van por la puerta y el camino ancho… ¡Jesús, que sepa rezar y dar
ejemplo para hacer que muchos amigos se salven!
A
la Virgen se la conoce como la Puerta del Cielo. Hazte amigo de ella y
preséntala a muchos.
Propósito: Hacer
apostolado.