jueves, 6 de junio de 2019

Jamás se ha oído decir...


Padre, este es mi deseo: que los que me confiaste estén con­migo donde yo estoy y contemplen mi gloria” (Jn 17, 24).
Aquel niño travieso ¡qué bien conocía a su madre! Cada vez que co­metía alguna fechoría, alguna “barrabasada”, no esperaba a ser des­cubierto sino que, corriendo buscaba a su madre: —Mamá, mamá… Ésta, asustada por los gritos, acudía presurosa: ¿Qué pasa hijo mío? ¿Qué sucede? —Mama, “bonita”… Y la madre, de golpe, lo entendía todo. ¿De qué lío me puede sacar la Virgen? Pídele que te auxilie ¿No es acaso tu Madre?
Cuando estés en apuros y cuando no, acudiré a mi Madre.
Padre santo, no sólo te pido por ellos, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno (Jn 17,20).
Jesús una de las cosas más feas que pueden suceder es la desunión. La desunión entre los amigos y en la misma familia. Ayúdame, Jesús, a tener un corazón grande y que me preocupe por los demás, que rece por ellos y que no permita que la desunión se meta en mi familia o entre mis amigos.
Pide a la Virgen que auxilie también a personas a las que quieres.
Propósito: Rezar por los demás.