Habéis oído que se
dijo: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que todo el que mira a una mujer
deseándola, ya ha cometido adulterio en su corazón (Mc 5, 27-28).
Jesús, estas palabras son muy exigentes. Nos pides que seamos limpios
por fuera y por dentro. Por fuera, no andar hablando, ni viendo, ni haciendo
marranadas. Pero limpios también por dentro, es decir, no desear, no consentir
malos pensamientos, ni dejar que la imaginación ande enredada en marranadas.
Para ser limpio por dentro y por fuera necesito tu ayuda.
Pídele
a Jesús la limpieza de tu corazón, de tus recuerdos, de tu lengua, de tus ojos,
de tus oídos, etc.
Si tu ojo derecho te
escandaliza, arráncatelo y tíralo; porque más te vale que se pierda uno de tus
miembros que no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano
derecha te escandaliza, córtala y arrójala de ti; porque más te vale que se
pierda uno de tus miembros que no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno
(Mc 5, 29-30).
Ya entendí que no se trata de andar mutilándose el cuerpo. Lo que
nos dices, Jesús, es que seamos valientes y rápidos para cortar cualquier
ocasión de pecado. Rápido dejar de escuchar esa cochinada, rápido quitar esa
escena de la TV, etc. Pero, Jesús, yo no soy una tortuga, si no que soy una
momia lenta y pasmada para quitarme de esas ocasiones de pecado. En el fondo es
que me gusta un poco andar borderline.
Habla
con Jesús sobre cuándo necesitas ser más rápido
Propósito: Ser
limpio por dentro y por fuera.