No todo el que me
dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos; sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los Cielos (Mt 7, 21).
Esto lo entiendo muy bien, Jesús. A mi me enoja que alguien dice
que quiere hacer tal cosa y luego no la hace. Por ejemplo si quedamos con unos
amigos para jugar y luego no vienen porque no quisieron me pongo tan enojado
que me subo a las paredes. Pero luego pienso que yo te hago lo mismo. ¡Cuántas
veces te he dicho que te quiero y que voy hacer tal cosa por Ti y después nada
de nada! Jesús, que no me quede sólo en palabras bonitas o buenas intenciones.
¡Que te ame con obras!
¿Qué
se necesita para que pases de las palabras a las obras? Una sóla cosa:
DECIDIRSE.
Muchos me dirán en
aquel día: Señor, Señor, ¿pues no hemos profetizado en tu nombre, y arrojado
los demonios en tu nombre, y hecho prodigios en tu nombre? Entonces yo les diré
públicamente: Jamás os he conocido: apartaos de mí, los que habéis obrado la
iniquidad. (Mt 7, 22-23).
Jesús, estas palabras dan mucho para hablar Contigo. ¡Que nunca dé
mal ejemplo! Dame la gracia de perseverar en el buen camino y de poder
ofrecerte muchos frutos sabrosos y dulces de apostolado.
Sigue
hablando con Jesús por tu cuenta
Propósito: D - E - C
- I - S - I - Ó - N