domingo, 23 de junio de 2019

Comer para poder crecer


“Él les dijo: Dadles vosotros de comer. Pero ellos dijeron: No tenemos más que cinco panes y dos peces” (Lc 9, 13).
Mandas a los discípulos dar de comer a aquel maral sabiendo que no tienen ni para ellos. A veces a mí también me pides cosas que me parecen imposibles. ¡Ayúdame a confiar más en ti y no en mis fuer­zas! Precisamente en tu Procesión –hoy no sale una imagen tuya, sino Tú en persona– se canta eso de “Vuestro Cuerpo sacro-santo, es del cielo rico don / es de fuertes, alimento, es de débiles, vigor”. Yo lo noto cuando te adoro en el Sagrario y cuando comulgo y por eso tengo ansias de Hostia Santa.
Dile a Jesús Eucaristía que te alimente y te de vigor.
“Tomando los cinco panes y los dos peces, miró al cielo y los ben-dijo, los partió y los dio a sus discípulos, para que los distribuyeran entre la muchedumbre” (Lc 9, 16-17).
Tus discípulos son ahora, Jesús, los sacerdotes: ellos te presen-tan nuestro poco de pan y vino y tú en persona –ellos te prestan su cuer­po y su voz– los transustancias: Esto es mi Cuerpo… este es el cáliz de mi Sangre. Lope de Vega, que era sacerdote, escribió un soneto que comienza “Cuando en mis manos, Rey Eterno, os miro / y la Cándida Víctima levanto, / de mi atrevida indignidad me espanto, / y la pie­dad de vuestro pecho admiro”; y es que los sacerdotes son humanos, como yo, por eso te pido por ellos, para que sean muy santos y sigan dando de comer a todos.
¿Cuánto rezo por los sacerdotes que conozco y por los que no?
Propósito: Pedir a Jesús sacerdotes santos que me den Su Alimento.