domingo, 9 de junio de 2019

Ven Espíritu Santo, llena mi corazón


Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y con María, la madre de Jesús (Hch 1,14).
Para que venga el Espíritu Santo es necesaria la oración, junto a María: Ven, Espíritu Santo, y envía del Cielo un rayo de tu luz. Ven, padre de los pobres, ven, dador de gracias, ven luz de los corazones. Consolador magnífico. El Espíritu Santo es dulce huésped del alma, su dulce re­frigerio. Descanso en la fatiga, brisa en el estío, consuelo en el llanto ¡Oh luz santísima! llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles.
Conoce al Gran Desconocido, al Espíritu Santo.
Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se re­partían posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo” (Hch 2, 2-3).
El fuego del Espíritu que arde en nuestros corazones: Lava lo que está manchado, riega lo que está árido, sana lo que está herido. Dobla lo que está rígido, calienta lo que está frío, endereza lo que está ex­traviado. Concede a tus fieles, que en Ti confían tus siete sagrados dones. Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales la felicidad eterna.
Termina agradeciendo al Espíritu Santo tantos dones, regalos y su fuego.
Propósito: Agradecer.