miércoles, 30 de abril de 2014

Tanto amó Dios al mundo…

Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en Él no perezca sino que tenga Vida Eterna (Jn 3, 16).
Si leo despacito esa frase del Evangelio, Jesús, me quedo patidifuso, pasmado, atontado, lelo, tarado, etc. Tan grande es el amor de Dios Padre por nosotros los hombres, por mí, que nos da lo mejor que tiene, es decir a su Hijo Unigénito. Jesús, ¡qué grande es tu Padre, mi Padre Dios! Ante este amor que se desborda en generosidad me pongo colorado de pensar lo egoísta, agarrado y codo que soy con Dios. En vez de darle a Dios algo, lo único que hago es pedir, pedir y pedir. ¡Ayúdame, Jesús, a ser generoso!
·        ¿En qué cosas no eres generoso con Dios? Háblalo con Jesús.
Pues Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar el mundo, sino para que el mundo se salve por Él (Jn 3,17).
Jesús, tú sí que eres el mejor amigo. Ahora me explico esa amistad tan buena y fuerte que había entre don Pedro y San Josemaría. Como los dos eran muy amigos tuyos se sabían querer de verdad entre los dos. Yo sigo con lo mismo de ayer y te vuelvo a pedir que me ayudes a querer bien a los demás, que sepa rezar por mi familia y mis amigos, que los lleve a Ti y les hable de la Confesión y de la Eucaristía.
·        Platícale a Jesús sobre tu familia y tus amigos. Concreta cómo ayudarles y quererles mejor.

Propósito: Querer bien a los demás, hacer apostolado.

martes, 29 de abril de 2014

Amigos

Si os he hablado de cosas terrenas y no creéis, ¿cómo ibais a creer si os hablara de cosas celestiales? (Jn 3, 12).
Jesús, me recuerdo de una historia buenísima que nos contaron en el co­legio. San Josemaría tenía un amigo, que era sacerdote, llamado Pedro Poveda. Eran muy amigos y antes de que estallara la guerra civil españo­la, tanto don Pedro como San Josemaría había hablado sobre la posibi­lidad de que los podían matar en esa guerra. Acordaron los dos que si alguno moría, desde el cielo seguirían ayudando al que se quedara en la tierra. La cosa es que a don Pedro lo mataron, y San Josemaría estaba seguro que su amigo desde el cielo le seguiría ayudando.
·        Habla con Jesús sobre tus amigos. ¿Tienes una amistad así de fuerte como la de don Pedro y San Josemaría?
Pues nadie ha subido al Cielo, sino el que bajó del Cielo, el Hijo del Hombre (Jn 3, 13).
Pero la historia no acaba, Jesús. Dicen que cuando San Josemaría se enteró de que su amigo Pedro había sido asesinado, lloró durante un buen rato. Pero que después se encontraba sereno y contento porque estaba convencido que sigue queriéndonos desde el cielo. A mi Jesús, esta historia me hace pensar que te tengo que pedir que me ayudes a querer bien a la gente, querer de verdad a mi familia y a mis amigos. Que por cualquier cosita me peleo con ellos, o lo peor que hay días que no rezo por ellos.
·        Sigue hablando con Jesús sobre la forma de querer mejor a tus amigos.

Propósito: querer de verdad a los amigos.

lunes, 28 de abril de 2014

Me esperaba quien yo sabía, en donde nadie parecía

Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús de noche (Jn 3,1).
Jesús, a Nicodemo le gustaba la noche, como a mí que soy bastante noctámbulo y bastante Nicodemo… Me encanta la magia de la no­che dónde todo es posible. Y cuando a otros les da por pecar, yo, a veces voy a verte de noche (con la imaginación), como Nicodemo, y te adoro en el Sagrario. Eso sí, me cuesta, vivir aquello que decía San Josemaría que el último pensamiento sea para Dios. Hay que hacer horas extras, me dices: por los que no rezan, por los que no creen, por los que no te conocen.
·        Dile a Jesús que no piensas perder oportunidad de hacer Vela nocturna.
El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu” (Jn 3,8).
San Juan de la Cruz es otro Nicodemo y nos cuenta: En una noche os­cura, / con ansias, en amores inflamada, / ¡Oh dichosa ventura! / salí sin ser notada, / estando ya mi casa sosegada. // En la noche dichosa / en secreto que nadie veía / ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía, / sino la que en el corazón ardía. // Esta me guiaba / más cierto que la luz del mediodía, / donde me esperaba / quien yo bien me sabía, / en parte donde nadie parecía.
·        Sácale jugo a la poesía de San Juan. Dice mucho…

Propósito: ser Nicodemo.

domingo, 27 de abril de 2014

Domingo de la Divina Misericordia. Señor mío y Dios mío

Tomás, uno de los Doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando vino Jesús (Jn 20, 19).
Jesús, ¿y dónde estaba Tomás? Siempre me ha parecido un misterio: ¿Qué estaría haciendo? ¿Dónde se habría metido? Está claro que, en ese momento, su sitio era estar con la Virgen Santísima y los apóstoles. Ese día se despistó, hizo su plan: yo, a lo mío… Jesús, yo como Tomás, tantas veces a lo mío, a mis planes, a mis gustos, a mi TV, a mi egoís­mo. Jesús, rompe mi egoísmo. Que esté con los demás. Que me sienta miembro de tu familia la Iglesia y hermano de todos los hombres. Dame un corazón grande como el tuyo.
·        Concreta cómo romper tu egoísmo… decídete a meterte en una catequesis, hacer visitas a pobres, ayudar más en tu casa, etc.
(…) no estaba con ellos cuando vino Jesús (Jn 20, 19).
Tomás volvió triste, melancólico y desesperanzado. ¡Hemos visto al Señor! (Jn 20, 25). No se lo podía creer, no lo quería creer. Si no veo la señal de los clavos…, y si no meto mi dedo en esa señal…, y mi mano en su costado, no creeré (Jn 20, 25). ¡Qué bruto eres Tomás! Es el egoís­mo y la desconfianza lo que nos impide ver a Jesús, lo que nos lleva a criticar y a ver intenciones torcidas. A los ocho días (…) se presentó en medio (Jn 20, 26). Tomás, el incrédulo, por fin vuelve con los suyos. Son las heridas de Cristo lo que le convence: ¡Señor mío y Dios mío! Y yo, ¿ya he vuelto? Me espera Jesús para que sea foco encendido y dé mucha luz a los demás.
·        Repite muchas veces: ¡Señor mío y Dios mío!

Propósito: pedirle que me aumente la FE.

sábado, 26 de abril de 2014

Sábado de Pascua. Alégrate Reina del Cielo

Habiendo resucitado, al amanecer del primer día de la se­mana, se apareció, en primer lugar, a María Magdalena (Mc 16, 9).
Una cosa que no me gusta de Marcos, el evangelista, es que no nos cuenta lo evidente. ¡Aquí falta algo! No nos dice lo evidente: que Jesús se apareció en primer lugar a su Santísima Madre, nos has dejado como novia de pueblo, vestida y esperando en el altar. ¡No iba a ser de otra manera!: María, la Madre de Jesús, esperaba el amanecer del domingo con fe, esperanza y amor. ¡Madre!, le dijo Jesús, ten fe porque al tercer día volveré, al tercer día resucitaré. María lo sabe y pasa toda la noche en oración.
·        Hoy sábado dile lo mucho que la quieres.
Habiendo resucitado, al amanecer del primer día (Mc 16, 9).
La luna ya se ha ocultado. Un rayo de luz penetra en la habitación. Nace el nuevo sol con más alegría que nunca: ¡Es el Domingo de Resurrección, el Día del Señor! Santa María está despierta, en espera. Con las primeras luces, una voz inconfundible: —¡Madre!, —¡Hijo mío!, Jesús mío. María cae de rodillas y Jesús la levanta y la abraza. Los Ángeles que contem­plan emocionados la escena no pueden contenerse ya más y cantan a pleno pulmón (uno que otro habrá desafinado por la emoción, como me pasa a mí): Alégrate, Reina del Cielo, aleluya / Porque el que mere­ciste llevar en tu seno; aleluya / Ha resucitado, según predijo; aleluya / Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya / Porque ha resucitado Dios verdaderamente; aleluya.
·        Sigue saboreando el Regina Coeli como si fuera un caramelo.

Propósito: rezar el Regina Coeli y aprendérmelo de memoria.

viernes, 25 de abril de 2014

Viernes de Pascua. El amor no es ciego, dilata las pupilas

Les dijo Jesús: Muchachos, ¿tenéis algo de comer? Le con­testaron: No. (…) Cuando descendieron a tierra vieron unas brasas preparadas, un pez puesto encima y pan. (…) Jesús les dijo: Venid y comed (Jn 21, 5.9).
Jesús, les demuestras con muchos detalles a los apóstoles lo mucho que les quieres. Sabes que han estado trabajando, Tú tienes que decirles y enseñarles cosas muy importantes, pero lo primero es que te preocupas de que coman. Y no te limitas a decirles que busquen comida, si no que Tú mismo les cocinas. Jesús, quiero aprender a servir y a querer a los de­más como Tú les quieres y sirves. Que no me vuelva una persona que se limita a dar buenos consejos (por ejemplo: ¿estás cansado? Descansa; ¿Tenés hambre? Busca qué comer), si no que sirva a los demás.
·        ¿Conozco los gustos de los demás? ¿Me adelanto a servir, especialmente en mi familia?
Aquel discípulo a quien amaba Jesús dijo a Pedro: ¡Es el Señor! (Jn 21,7).
Jesús, Juan tenía una vista de lince, de aguila. La barca estaba bastante lejos, pero bien que te reconoció. Dicen que el amor es ciego, pero resulta que es al contrario: El amor dilata las pupilas. Pero hay algo que no me parece bien: Jesús, ¡vaya caradura la de San Juan! ¿¡Cómo si yo no te amara, tanto o más…!?. Que San Juan me perdone, pero eso de decir que él es el discípulo amado no me parece bien. Y en el fondo de mi corazón oigo que me dices: obras son amores y no buenas razones.
·        Compite con San Juan en el amor a Jesús. A ver quién gana.

Propósito: ganarle a San Juan.

jueves, 24 de abril de 2014

Jueves de Pascua. Jesús, que no te tenga miedo

Jesús se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Se quedaron aterrados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. (…) Mirad mis manos y mis pies: Soy yo mismo. Palpadme y compren­ded (Lc 24, 36.39).
Jesús, tus apóstoles eran unos miedosos: Se quedaron aterrados y lle­nos de miedo. ¡Te confundían con un fantasma, y eras Tú! Seguro que les querías dar un buen susto y te morías de risa viéndoles así todos es­pantados. Jesús, tengo que reconocer que, a veces, también me pasa lo mismo: En la oración te tengo delante, te miro con cariño, te hablo y… ¡me das miedo! Pienso que me vas a pedir demasiado, que me vas a complicar la vida. Jesús, si me ves con cara de susto, ríete un poco de mí. Fíjate que hasta para confesarme me da un poco de miedo.
·        Atrévete a decirle a Jesús que te enseñe sus llagas. Comprobarás lo mucho que te quiere.
Como no acabasen de creer por la alegría y estuvieran lle­nos de admiración, les dijo: ¿Tenéis aquí algo que comer? Entonces ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Y tomán­dolo comió delante de ellos (Lc 24, 41-43).
Jesús, lo que no termino de entender es que, queriéndote tanto, tus discípulos te dieron para comer pescado... ¡Qué horror! Tengo que re­conocer que a mí el pescado no me gusta mucho. Ya ves, estoy lleno de tonterías. Jesús, ayúdame a detectar y superar tantos remilgos y caprichos. Y sobre todo a no tener miedo a que me pidas lo que sea.
·        Para no ser miedoso y ganar en fortaleza y generosidad, haz una pequeña lista de caprichos que te vas a quitar.

Propósito: repetir pescado y no ser tan miedoso.

miércoles, 23 de abril de 2014

Miércoles de Pascua. Jesús, quédate conmigo

Quédate con nosotros, Señor, porque atardece y el día va de caída.
Jesús, quédate con nosotros, te suplicaron, y Tú aceptaste. Cuando los discípulos de Emaús te pidieron que te quedaras con ellos, Tú, Jesús, les contestaste con un don mucho mayor. Mediante el sacra­mento de la Eucaristía encontraste el modo de quedarte en ellos. Recibir la Eucaristía es entrar en profunda comunión con Jesús, es­cribió Juan Pablo II. Hoy te pido Jesús, que me aumentes la Fe para saber apreciar y agradecerte que te hayas quedado en la Eucaristía. Quiero sacarle mucho provecho a mis comuniones.
·        Agradécele que se haya quedado en la Eucaristía.
¿No es verdad que ardía nuestro corazón dentro de noso­tros, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras? (Lc 24, 35).
Pues esto me pasa a mí cuando comulgo. Más o menos. Me sucede, Jesús, que a veces al comulgar me lleno de fuerzas, de ánimo, y de ideas de lanzarme a cambiar al mundo y a mi familia y amigos. Salgo como lleno de fuerza y alegría. Otras veces comulgo y ando bien per­dido pensando en el fut: que si Cristiano es mejor que Messi, que si en la Champions se irá a dar ese cruce de partidos, que si un equipo eu­ropeo va a ganar el Mundial… Soy un gran burro, perdóname Jesús.
·        Pídele a la Virgen que te enseñe a comulgar con fruto.

Propósito: Repetir la Comunión Espiritual.

martes, 22 de abril de 2014

Martes de Pascua. Jesús, hágase tu Voluntad, no la mía

Se volvió hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dijo Jesús: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién bus­cas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré (Jn 20, 14-15).
Jesús, pobre Magdalena, estaba trastornada de tanto llorar. Necesitada y sedienta de su Jesús. No podía vivir separada de Ti. Jesús, que yo sea fuerte y valiente, pero sobre todo que te ame como la Magdalena. Que aprenda a correr a buscarte si por desgracia caigo en un pecado mortal. Que sienta la necesidad de pedirte perdón, la necesidad de comerte en la Eucaristía. Que seas realmente mi Jesús.
·        Sigue diciéndole a Jesús que lo quieres mucho y no lo quieres perder nunca.
Jesús le dijo: ¡María! Ella, volviéndose, exclamó en hebreo: ¡Rabbuni! que quiere decir Maestro (Jn 20, 16).
¡Lloras más que una Magdalena! Me lo dicen mis papás a veces para hacerme enojar. Jesús, no es que yo sea ni llorica ni llorón, pero es que a veces bien merece la pena llorar. Sobre todo sabiendo que eres Tú el que me vas a consolar: Bienaventurados los que lloran por­que serán consolados... Tanto lloró la Magdalena que se encontró con el mejor consuelo, con Jesús.
·        Llama a Jesús: Rabbuni, Magister, Teacher, Professore… y pídele unas lecciones particulares (un tutorial) sobre el apostolado.

Propósito: aprender de la Magdalena.

lunes, 21 de abril de 2014

Lunes de Pascua. Abrazaron sus pies y le adoraron

Ellas partieron al instante del sepulcro con temor y gran ale­gría, y corrieron a dar la noticia a los discípulos (Mt 28, 8).
Jesús, me gusta mucho este pasaje del Evangelio. Y me gusta porque veo a esas mujeres que no pierden el tiempo, se van corriendo, no porque estén espantadas o asustadas, se van corriendo a dar la noti­cia a los apóstoles. Tienen prisa por dar la buena noticia, tienen prisa por acercarte almas, tienen prisa para amarte. Jesús, en cambio yo soy una tortuga para hacer apostolado, doy mil vueltas en mi cabe­za antes de hablarle a alguien, soy un caracol para acercarme a la gente y acercarte almas.
·        Sigue hablando con Jesús y pídele prisa, velocidad vibración para hacer apostolado.
De pronto Jesús les salió al encuentro y les dijo: Alegraos. Ellas se acercaron, abrazaron sus pies y le adoraron (Mt 28, 9).
¡Qué susto les habrás sacado a esas pobres mujeres! Como iban corriendo a dar la noticia, mientras iban por el camino te apareces. Probablemente alguna se tropezó, otra se quedó congelada, pero to­das se lanzaron a abrazarte. Estas mujeres ni permiso te pidieron para abrazarte. Jesús, que yo aprenda que si me tiro hacer apostolado, en esos intentos por acercarte almas, ahí te me vas a aparecer. Jesús, estamos en Pascua y me voy esforzar por llevarte muchas almas a la Confesión. Y la primera persona que te voy a llevar es a mí mismo, pero no voy a ir sólo, de paso me llevo a otro al menos.
·        Prepara tu confesión.

Propósito: Prisa para amar.

domingo, 20 de abril de 2014

Domingo Resurrección. ¡Resucitó, aleluya, aleluya!

Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro (Mc 16, 1-2).
Jesús, cómo te querían las santas mujeres, incluso muerto. Tienen un amor, ¿¡como el mío!? que va más allá de la muerte, un amor que vence a la muerte y al pecado. Jesús, yo también quiero llevarte el aroma perfumado de mi vida cristiana. Porque el que trata con pes­cado, huele a pescado (es decir el que trata con pecado, huele a pecado); el que trata con pintura huele a pintura; y el que trata con perfumes huele a perfumes… Yo te quiero llevar, Jesús, el perfume de mi vida limpia, porque te quiero tanto o más que la Magdalena.
·        ¿Qué buenas obras, qué buenos perfumes le llevarás a Jesús en esta Pascua?
¿Quién nos moverá la piedra de la entrada del sepulcro? Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida (Mc 16, 3-4).
¡Qué mujeres! No hay quien las pare: ni lo temprano de la hora, ni la pesada piedra, ni la repulsión de tocar un cadáver, ni los soldados romanos, ni nada de nada... Y es que, cuando una mujer cristiana se empeña en algo… todo sale adelante Que aprendan de las Santas mujeres, las mujeres que quieran ser santas. Jesús, ayúdame a ser generoso y valiente, que aprenda a quererte.
·        No hay piedra, dificultad o montaña que no mueva la fe… y el amor. ¿Hay alguna piedra en tu vida?

Propósito: Perfumarme con el olor de una vida limpia.

sábado, 19 de abril de 2014

Sábado Santo. Jesús, prometo nunca dejarte

José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque oculta­mente por temor a los judíos, rogó a Pilato que le dejaran re­tirar el cuerpo de Jesús. Y Pilato se lo permitió. Vino, después, y retiró su cuerpo. Nicodemo, el que había ido antes a Jesús de noche, vino también trayendo una mezcla de mirra y áloe, como de cien libras (Jn 19,38).
Jesús, mi buen Jesús, ¿qué te han hecho? ¡Cuánto te echo en falta! Tengo un nudo en la garganta. No puedo vivir sin tu mirada, ni tu son­risa, sin oír tu voz ni tu risa. Hoy seré valiente e iré con Nicodemo y con José de Arimatea a pedir tu cuerpo muerto a Pilato. Me pasaré, junto a tu Madre, el día velándote, contemplando y besando tus heridas. En la hora de la soledad, del abandono total y del desprecio. Jesús, que sea valiente, que siempre dé la cara por ti.
·        Ante el cuerpo muerto de Jesús dile de corazón que nunca le dejarás.
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos, con los aromas, como es costumbre sepultar entre los judíos (Jn 19).
Con San Josemaría te diré lo siguiente: Yo subiré con ellos al pie de la Cruz, me apretaré al Cuerpo frío, cadáver de Cristo, con el fuego de mi amor..., lo desclavaré con mis desagravios y mortificaciones..., lo envolveré con el lienzo nuevo de mi vida limpia, y lo enterraré en mi pecho de roca viva, de donde nadie me lo podrá arrancar, ¡y ahí, Señor, descansad! Cuando todo el mundo os abandone y despre­cie..., serviam!, os serviré, Señor.
·        Dile muchas veces: serviam, te serviré, serviam…

Propósito: rezar el Via Crucis e ir a la Vigilia Pascual.

viernes, 18 de abril de 2014

Viernes Santo. Cristo murió por nosotros; y muerte de Cruz

Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús; y Él, con la cruz a cuestas, salió hacia el lugar llamado de la Calavera, en hebreo Gólgota, donde le crucifi­caron (Jn 19, 16-17).
Jesús, me imagino que estoy en el Calvario acompañando a tu Madre. No puedo decir nada. Te veo. Estás allí, clavado en la Cruz, con la cara rota y el cuerpo destrozado y sangrante. Apenas puedes respi­rar, mientras te apoyas en tus pies atravesados por un clavo para tomar aliento. La boca abierta. La mirada triste, agonizante. ¡Jesús!, ¿qué te han hecho? Me miras… y toda mi vida me parece un sinsentido. Jesús, quiero consolarte, aliviar tu dolor. Que mi vida sea tu consuelo. Quiero aprender a servirte con mi vida.
·        Sigue contemplando y consolando a Jesús con tus palabras y tu cariño.
Padre, perdónales porque no saben lo que hacen (Lc 23, 34).
Jesús, en la Cruz, todos tus gestos y palabras son de amor. Tienes los brazos abiertos, no porque estén clavados, sino porque quieres abra­zar a toda la humanidad en un abrazo cósmico. Entre tus brazos me acojo y con San Josemaría te digo: Soy tuyo, y me entrego a ti, y me clavo en la Cruz gustosamente, siendo en las encrucijadas del mundo un alma entregada a ti, a tu gloria, a la Redención, a la corredención de la humanidad entera. Quiero Jesús de verdad quererte y nunca más ofenderte.
·        Busca el crucifijo más cercano y llénalo de besos.

Besar el crucifijo o mirar la película de la Pasión (la de Mel Gibson).

jueves, 17 de abril de 2014

Jueves Santo. Te adoro con devoción, Dios escondido

Como amase a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el fin (Jn 13, 1).
Jesús, tu vida terrena está llegando a su fin y el corazón se te des­borda de ternura. No te reservas nada, no eres calculador, como yo tantas veces: los amó hasta el fin. ¡Te das del todo en la Eucaristía! Ardientemente he deseado comer con vosotros esta Pascua (Lc 22, 15), nos dices con San Lucas: ardientemente, te morías de ga­nas, con pasión deseabas que llegara ese momento para instituir la Eucaristía, el Dios con nosotros hasta el final de los tiempos. Jesús, todo para estar cerca de un tipo como yo, qué bueno eres Jesús, qué bueno eres, no me merezco que te entregues como alimento.
·        Sigue unos minutos. Agradécele que se haya querido quedar en la Eucaristía. Pídele que te aumente la FE.
Se levantó de la cena, se quitó el manto, tomó una toalla y se la ciñó. Después echó agua en una jofaina y empezó a lavarles los pies a los discípulos (Jn 13, 4).
Jesús, al lavar los pies a los Apóstoles les estás grabando a fuego la clave de tu paso por la tierra: ser Dios es ser servidor de los demás. No basta saberlo, hace falta ponerlo en práctica cada día. Y ahí es­taban los pies de Judas, el traidor. ¡Qué cariño pondrías! Seguro que te esmeraste. Jesús, quiero ser como Tú, con un corazón grande, que sepa querer a todos, lavar los pies a todos, hasta los pies de los que me patean, que aprenda a servir.
·        Termina pensando a quién más puedes lavar los pies...

Propósito: lavar pies.

miércoles, 16 de abril de 2014

Miércoles Santo. Jesús, vales más que todo el oro del mundo

Entonces, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue don­de los príncipes de los sacerdotes, y dijo: ¿Qué me queréis dar a cambio de que os lo entregue? Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata (Mt 26, 14-16).
Jesús, ¡qué mal negocio hizo Judas! ¡Qué estafa! ¡Le han engañado y se ha engañado a sí mismo! También a mí el demonio me quiere estafar. Como dice San Josemaría: El mundo, el demonio y la carne son unos aventureros que, aprovechándose de la debilidad del salva­je que llevas dentro, quieren que, a cambio del pobre espejuelo de un placer —que nada vale—, les entregues el oro fino y las perlas y los brillantes y rubíes empapados en la sangre viva y redentora de tu Dios, que son el precio y el tesoro de tu eternidad. (Camino 708). Jesús, que por nada te traicione, dame fortaleza para evitar el pecado.
·        Habla tú con Jesús y dile que nunca te dejarás estafar por el demonio.
Y mientras comían dijo: En verdad os digo que uno de voso­tros me va a traicionar. Y, muy afligidos, comenzaron cada uno a decirle: ¿Acaso soy yo, Señor? (Mt 26, 22).
Jesús, los Apóstoles se quedan muy tristes por tu anuncio de traición. Te quieren de verdad, como yo. Lo han dejado todo para seguirte, ¿¡cómo yo!?... Pero admiten humildemente la posibilidad de que son capaces de traicionarte, se sienten débiles, capaces de lo peor. Jesús, yo también soy capaz de todos los errores y de todos los horro­res. Que sea humilde. Y si te traiciono en algo dame la fortaleza de ir corriendo a la confesión.
·        Pregunta a Jesús en qué cosas tienes que vigilar para no traicionarle.

Propósito: Antes morir que pecar.

martes, 15 de abril de 2014

Martes Santo. Jesús, antes morir que pecar

Cuando dijo esto Jesús se turbó en su espíritu, y declaró: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará. Los discípulos se miraban unos a otros no sabiendo a quién se refería (Jn 13, 21-22).
Jesús, te turbas, te conmueves, te duele. Después de todo lo que has hecho por Judas, el canalla va y te traiciona. Le has lavado los pies, le has llamado amigo… Cuántos momentos felices, cuántas bromas, cansancios, canciones, cuántos milagros había presenciado, y, lue­go… el pecado. Jesús, ¡ya no más! ¡No quiero ofenderte nunca más! ¡No quiero ser como Judas! Sé que te turba, que te duele, de manera especial, la traición de tus amigos. Jesús, con tu ayuda, nunca más. Pero lo que más te duele es que no te busque para pedirte perdón.
·        Aprovecha este rato de oración y pide perdón por tus pequeñas o grandes traiciones.
Entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Y Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto (Jn 13, 27).
Jesús, las grandes traiciones, como las de Judas, vienen precedidas de pequeñas compensaciones egoístas. Los edificios no se caen de repente, sino que empiezan a salir grietas pequeñas, que se van abriendo, hasta que aquello se cae. Judas robaba de la bolsa… y tras el bocado entró Satanás. Jesús, con tu gracia ayúdame a des­cubrir esas grietas en mi alma. Y si me ayudas, me iré a confesar para que me pongan el cemento de la gracia en esas grietas.
·        Habla con Jesús sobre las grietas que piensas que hay en tu vida.

Propósito: nunca hacer de Judas

lunes, 14 de abril de 2014

Lunes Santo. Obras son amores y no buenas razones

María, tomando una libra de perfume muy caro, de nardo puro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se llenó de la fragancia del perfume (Jn 12, 3).
Jesús, ¡cómo te quiere María! ¡Qué detalle! Tú la miras con infinito ca­riño y la dejas que haga lo que quiere. No es tanto la calidad del perfume muy caro de nardo puro sino el amor que María pone. Está demostrándote que vales más para ella que todo lo que cuesta aquel perfume tan caro. Jesús, y yo, ¿cómo te demuestro mi amor? ¿En qué se concreta? Me miras, también con cariño, como a María, y me susurras al oído: Obras son amores y no buenas razones.
·        ¿A qué huele mi vida? ¿Con qué buenas obras de amor perfumo mi vida?
Dijo entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregarle: ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres? (Jn 12, 4-5).
Jesús, la misma historia de siempre. Ahora algunos tampoco entien­den que los cristianos queramos darte lo mejor (por eso critican a la Iglesia). No siempre es el amor a los pobres, lo que les lleva a pensar así, como no lo era el caso de Judas. Es simplemente falta de Fe, vi­sión humana, que impide luego amar de verdad a los pobres. Jesús, que sea generoso contigo, no solo con el dinero, sino también con mi tiempo, con mi esfuerzo y así te podré ver en cada uno de los pobres.
·        Sigue hasta los 10 minutos, piensa en obras de amor a Dios y a los demás. Y luego decídete hacerlas HOY.

Propósito: no ser tacaño con Dios.

domingo, 13 de abril de 2014

Domingo de Ramos. Jesús, que sea valiente

Las muchedumbres que iban a la fiesta, oyendo que Jesús se acercaba a Jerusalén, tomaron ramos de palmas, salieron a su encuentro y gritaban: Hosanna, bendito el que viene (Jn 12, 12-13).
Jesús, hoy comienza la Semana Santa. En pocos días vas a culminar tu misión en la tierra. Nos vas a dejar tu mandamiento nuevo del amor; vas a lavar los pies a tus discípulos; vas a pedir por los cristianos de to­dos los tiempos (también por mí); te me vas a entregar en la Eucaristía; vas a sudar sangre; te van a apresar y tus discípulos te abandonarán. Te azotarán y te golpearán; se burlarán de ti. Llevarás, con gran esfuer­zo, la Cruz de tu muerte y de mi salvación hasta el Calvario. Allí morirás perdonando.
·        Dile, con tus palabras, que no quieres dejarle solo ni un segundo en esta Semana Santa.
Jesús encontró un borriquillo y se montó sobre él, conforme a lo que está escrito: No temas, hija de Sión. Mira a tu rey, que llega montado en un pollino de asna (Jn 12, 14-15).
Una vez escuché la explicación de que si un rey se montaba en un burrito al entrar en una ciudad era señal de que llegaba con intencio­nes de paz, venía en paz para hacer la paz. Jesús, yo en esta Semana Santa quiero imitarte y -como decía San Josemaría – ser un sembra­dor de paz y alegría, especialmente en la familia. Jesús, que luche por no dejarme llevar por el egoísmo, el mal humor y los caprichos en la familia.
·        Concreta el cómo vas a vivir la alegría con tu familia.

Propósito: Sembrador de paz y alegría.

sábado, 12 de abril de 2014

Jesús, eres la Verdad, de verdad

Muchos, al ver lo que había hecho Jesús (la resurrección de Lázaro), creyeron en Él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús (Jn 11, 46).
Jesús, qué curioso, ante un mismo hecho dos reacciones opuestas: unos creen y otros acusan, como sucede ahora. Es lo que dice un filósofo: Dios actúa en el claroscuro, de modo que hay bastante luz para quien quiere ver, y bastante oscuridad para quien no quiere ver. Es querer. Jesús, tengo amigos que me preguntan por qué ahora no hay milagros espectaculares como los de antes… Yo les digo que mi­lagros hay pero que ellos no los ven: el milagro de la vida, una nueva vida, la confesión, entregar la vida entera a Dios, la Eucaristía…
·        Cuenta a Jesús el último milagro que hayas visto. Agradéceselo
Este hombre hace muchos signos. Si le dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán (Jn 11, 47).
¡Qué brutos! En vez de buscar la verdad piensan solo en su como­didad, en lo que más les conviene. Se cumple lo de San Pablo a los Romanos: Hombres que tienen aprisionada la verdad en la injus­ticia. Cuando se violenta la verdad todo es lícito. Jesús, que siga el consejo del poeta: ¿Tu verdad? No, la Verdad, y ven conmigo a bus­carla. La tuya, guárdatela. Ayúdame a no mentir y ser como un foco encendido para mi familia, amigos y conocidos.
·        ¿Amo la verdad? ¿Lucho por no mentir nunca?

Propósito: NO a las mentiras.

viernes, 11 de abril de 2014

La violencia ni vence ni convence

Los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús (Jn 10, 31-42).
Jesús, lo de tus paisanos y su afición a lanzar piedras es impresionante. Si no fuera algo tan triste, sería para echarse a reír. Les gustaba eso de apedrear a la gente. ¡No perdían ocasión! Primero quisieron apedrearte a Ti, —nos lo acaba de contar San Juan—; también lo intentaron con aquella desdichada mujer: El que esté sin pecado que tire la primera piedra (Jn 8, 7). Al pobre de San Pablo en Tesalónica una lluvia de piedras casi le costó la vida: Apedrearon a Pablo y le arrastraron fuera de la ciudad creyéndole muerto (Act 14,19). Y por último, San Esteban no tuvo tanta suerte y murió lapidado: Se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearle (Act 7,58). Y las peores tiradas de piedra son cuando uno pela cables.
·        A veces, las piedras que más duelen son los comentarios hirientes, las críticas. ¿Tiro yo piedras?
Él les replicó: Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál me apedreáis? (Jn 10, 31-42).
Jesús, ante la fuerza bruta respondes con sabiduría e ingenio. Porque quien usa la violencia ni vence ni convence, como decía San Josemaría. El que usa la violencia pierde cualquier autoridad y se descredita delante de Dios y de los hombres. Que no me deje llevar por la ira, que me controle.
·        Jesús, ayúdame a ser manso y humilde de corazón, como Tú.

Propósito: no tirar piedras a la gente

jueves, 10 de abril de 2014

Para Dios toda la gloria

Si alguno guarda mi palabra, jamás gustará la muerte. ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Abrahám, que mu­rió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes tú? (Jn 8, 52-53).
Jesús, pero ¡qué tipos tan brutos esos fariseos! Cuántas veces se lo has repetido, pero no se quieren enterar. En el fondo no buscan la Verdad sino atraparte en alguna palabra para poder acusarte. Jesús, yo también, a veces, encuentro personas así: no les gusta la Verdad, son alérgicos a la Verdad y solo les interesa la manera de retorcer mis palabras, dejarme en ridículo, reírse de mí. Jesús, ayúdame a tener tu paciencia, esa mansedumbre que Tú has tenido siempre con los que no te comprenden.
·        Como en el chiste: Jesús, dame Paciencia… ¡Pero dámela YA!
Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada vale (Jn 8, 54).
Cuántas veces, Jesús, estoy buscando el éxito personal, el lucimiento propio: ser el más listo, el más guapo, el más inteligente, el más alto, y además ¡que se note! ¡Que todo el mundo lo diga! Jesús, ayúdame; quiero ser como aquel torero, Antonio Bienvenida, que cuando en la plaza recibía los aplausos del público, dando la vuelta al ruedo, mira­ba para arriba y saludaba —no al público sino más arriba, al Cielo—, mientras por dentro repetía: para Dios todo la Gloria, para Dios toda la Gloria. Jesús, ayúdame a ser más y mejor torero, atener humildad y no andar buscando que me reconozcan.
·        Regálale a Jesús toda tu gloria humana, y terminas.

Propósito: ser como el torero Antonio Bienvenida

miércoles, 9 de abril de 2014

La Verdad os hará libres

Si vosotros permanecéis en mi palabra, sois en verdad discí­pulos míos, conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8, 31-32).
Jesús, ¡cuánta mentira veo a mi alrededor!, ¡cuánta apariencia!, ¡cuánta falsedad! Veo cómo hablan algunos, cómo se arreglan, cómo se visten y pienso: ¡Qué gran mentira! Lo peor de todo es que a mí me pasa lo mismo: me gusta aparentar, fijarme en la marca, exagerar, provocar,… Jesús, Tú quieres que vaya bien, a la moda, elegante… Nada hay tan hermoso ni tan atractivo como el esplendor de la Verdad, la verdad en mi vida; una verdad que libera.
·        Dile a Jesús que quieres ser de Verdad, Auténtico, Cristiano al 100%.
Le respondieron: somos linaje de Abrahán y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices Tú: os haréis libres? Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo: Todo el que comete pecado, esclavo es del pecado (Jn 8, 33-34).
Jesús, a veces, se me llena la boca cuando digo: ¡Soy libre! ¡Soy libre! Y resulta que luego no soy capaz ni de levantarme a la hora, ni de ayudar en casa, irme ayudar a una catequesis. Soy esclavo de un capricho, o prisionero de un programa de TV o de fut… ¿Soy libre? Me parece que no, hasta que rompa esas cadenas que me esclavizan: las 7 cadenas de los pecados capitales, las 7 cadenas de televisión, las cadenas de los vicios, las cadenas de algunas amistades que me pervierten.
·        ¿Qué cadenas voy a romper? ¡Cuento con la gracia de Dios!

Propósito: liberarme de la tele, al menos.