domingo, 21 de agosto de 2016

Al que se raspa, curita; y a seguir jugando

Alguien le preguntó: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?” Jesús le respondió: “Esfuércense por entrar por la puerta, que es angosta” (Lc 13, 23-24).
¿Por qué, justo hoy que es domingo, día internacional del descanso y de no hacer nada, tiene que aparecer la palabra “esfuerzo”? Parece mentira, pero viendo los partidos de la Liga Italiana y la Española, des­cubrí una cosa. Millones de personas pueden tomarse un respiro y ver los partidos en sus casas gracias al ESFUERZO de otros muchos: futbolis­tas, árbitros, camarógrafos, locutores, y un montón de gente más que ni salen ni se mencionan sus nombres. ¿No podría yo ESFORZARME, como un grande de las ligas internacionales de fútbol, para que mis papás descansen, mis hermanos jueguen, etc.?
Ponte la camiseta, y ve a meterle unos cuantos goles a la pereza.
Yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán (Lc 13, 24).
Este asunto de irse al cielo va en serio. No se lo puede tomar uno a bro­ma. A la vez, cuando uno le agarra el modo, se lo pasa super bien. Una vez vino un primo mío de Canadá. Nunca había jugado fútbol. Le expli­camos y mientras aprendía, lo dejamos de portero. Como nos estaban metiendo muchos goles, lo ascendimos a defensa. No le pegaba ni al mundo. De pronto, entendió el juego, y resultó tener talento.
Quizá lo de rezar te cuesta porque no lo practicas seguido.

Propósito: más que servir goles, golear a la pereza sirviendo en casa.