¿Quién es el administrador fiel y
solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les
reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo al llegar lo
encuentre portándose así. (Lc 12, 42-43).
Hace unos meses, a los vecinos los visitó la policía. Más que a
los vecinos, fue a la hija. A la señorita no se le ocurrió mejor idea que
montar una fiesta aprovechando que sus papás estaban de viaje. Es una buena
persona, pero se ve que la fiestecita o reunión se le fue de las manos. “Cuando
no está el gato, los ratones hacen fiesta”, dijo mi mamá. Quizá los papás
puedan irse, o la policía no llegar, pero tú nunca te separas de nuestro lado.
Jesús, no permitas que me olvide de esto, que siempre sea consciente de tu
presencia.
¿Ya
pensaste algo para tener más “presencia de Jesús”?
Al que mucho se le dio, mucho se le
exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá (Lc 12, 28).
A tu lado nadie es menospreciado. A todos se les exige, siempre
según sus capacidades, pero se les exige. Jesús, me suelo quejar cuando tengo
un profesor exigente o un entrenador exigente. A veces hasta se me sale un
“¡Qué se cree ese…!” Me da miedo que, en un arrebato de esos, me entre también
por decírtelo a ti. Necesito que me exijan. Necesito que me animen a dar más.
¡Ay de mí si no me exigieran, incluso los domingos!
Hoy
domingo, día de descanso ¿en qué me voy a exigir?
Propósito:
exigirme y ayudar en la casa para que mis papás descansen.