viernes, 30 de septiembre de 2016

Todo el que pide, recibe

Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá (Mt 7, 7).
Desde pequeñito todo el mundo me decía que era un pedigüeño, que no hacía más que pedir, que si era una sanguijuela o cosas peores. Jesús, Tú sí que me entiendes: Pedid y se os dará. Bueno, pues prepárate: te pido por los niños a los que nadie habla de Dios, que no conocen a tu Madre dulcísima; te pido por los que mueren antes de nacer y por sus padres; que cures a todos los enfermos, que se acaben las guerras, que nadie pase hambre; te pido por el Papa, los sacerdotes y los religiosos; te pido por mis papás y por mis hermanos, por mis amigos para que aprendan a amarte, por mi país y la paz en estas tierras…
Añade tu lista personalizada de peticiones… (no hay límite).
Porque todo el que pide, recibe; y todo el que busca, en­cuentra; y al que llama se le abrirá (Mt 7, 8).
Perdóname, Jesús. No sé si me habré pasado un poco. Me ha salido una lista casi tan grande como la compra de mi madre en el supermer­cado, pero tú has dicho: Porque todo el que pide recibe. Bueno, Jesús. Ya sabrás Tú el momento y la forma oportuna. Porque también a veces me dices como a tus Apóstoles No sabéis lo que pedís (Mt 20, 22). Jesús, Tú sabrás mejor que yo lo que más me conviene, cuándo y cómo; lo dejo todo en tus manos, confío en Tí.
Hasta ahora ¿qué no me he atrevido a pedir?

Propósito: ¡Hágase tu voluntad!

jueves, 29 de septiembre de 2016

Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

Vio Jesús a Natanael que se acercaba y dijo de él: He aquí un verdadero israelita en quien no hay doblez (Jn 1, 47).
¡Qué buen piropo le echas, Jesús, a Bartolomé! Que era como un ángel, que no tenía “doblez”, lo que decía lo hacía y no cambiaba aunque la situación fuera difícil. Y es que cuando la Trinidad creó a millardos y millardos de ángeles les dijo “o conmigo o contra mi” y ellos eligieron libremente de una vez para siempre y nombró a tres capitanes. Jesús, ¡qué envidia de Miguel “Príncipe de la milicia celestial”, de Gabriel “Mensajero de Dios”, de Rafael “Medicina del Señor”… a los tres les pido ayuda y que no tenga nunca “doblez”, que mi “sí” sea siempre “sí”.
Pide su especialidad a cada uno de los tres Arcángeles.
En verdad, en verdad os digo que veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar (Jn 1, 56).
Yo no he visto ningún ángel, pero sé que tengo uno conmigo siempre –lo llamo así “Ángel”, sin hacerme bolas– y que mi clase está llena de ellos porque somos muchos compañeros. Pero donde se juntan todos los án­geles y arcángeles es en Misa y en el Sagrario, por eso me gusta rezar­les: “Oh Espíritus Angélicos que custodiáis nuestros Tabernáculos, donde reposa la prenda adorable de la Sagrada Eucaristía, defendedla de las profanaciones y conservadla a nuestro amor”. ¡Que inmenso aeropuerto de ángeles es cada altar!
Encarga a los Arcángeles que cuiden a Jesús Hostia.

Propósito: Saludar a los ángeles del Sagrario… y a los otros

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Un tambor que salta

Le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas». Jesús le respondió: «las zorras tienen sus madrigueras, y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza» (Lc 9, 58).
Jesús, en casa de mi tía tienen un conejo. Se llama Tambor. Es bonito, suave, peludo y muy listo. Está tan contento que cuando le abrimos la jaula no se quiere ir de lo a gusto que está. A veces mis primos le sacan de paseo por la calle con una correa pero siempre se acercan perros y se muere de miedo. Las zorras tienen sus madrigueras, y los pájaros ni­dos… Y Tambor su jaula. ¿Y Tú, Jesús? ¿Dónde duermes? ¿Quién te cuida? Jesús, el Sagrario es muy frío. Si soy capaz de preocuparme por un co­nejo, ¿cómo no voy a preocuparme por Tí? Jesús, mi corazón es tu casa.
Para hacerle espacio a Jesús en tu alma.
A otro le dijo: «Sígueme». Él respondió: «déjame primero ir a enterrar a mi padre» (Lc 9, 59).
Jesús, que fea la respuesta. Le invitas a ir contigo y prefiere irse de fune­ral, a un entierro. No sé qué pasa pero estoy rodeado de enterradores, de gente triste, que además se empeña en robar la alegría a los demás. Jesús, yo me he propuesto estar siempre contento, que me conozcan por el que sonríe. Pero para estar siempre alegre tengo que estar en gracia. Ayúdame.
Dile a Jesús que no quieres ser enterrador.

Propósito: lucir cada día mi mejor sonrisa.

martes, 27 de septiembre de 2016

También tenían su carácter

No le acogieron, porque daba la impresión de ir a Jerusalén. Al ver esto, sus discípulos Santiago y Juan dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consu­ma? (Lc 9, 53-54).
Tú, Jesús, no eres molestón, pero ibas “bautizando” a la gente con apo­dos y dando en el clavo. A Simón lo llamaste Pedro –piedra, sillar– por­que sería el primer Papa, y a esto dos les clavaste “Boanerges, esto es, «Hijos del trueno»” (Mc 3, 17). ¿Y a mí como me llamas? Porque Juan y Santiago se enojaban por los que no quería acogerte, en vez de rezar por ellos y quererlos para que cambiaran… yo en cambio soy pura ge­latina; si no quieren, que no quieran… Creo, Jesús, que me pasa eso porque te quiero poco y los quiero poco.
Pide a Juan y Santiago más valentía y menos cobardía.
Y volviéndose, les reprendió (Lc 9, 55).
Aquí es donde me viene el genio, el enojo, el trueno y la tormenta: cuan­do me regañan. Además es mi excusa perfecta, como me regañaron me pongo trompudo y no hago caso. Tú, Jesús, y quienes me educan, quieren lo mejor para mi y por eso me reprenden, y la verdad es que si mi padre o el profe de Mates pierden los estribos es sólo por culpa mía, porque soy un molestón de campeonato. Si fuera santo nadie me corre­giría, además quien lo hace es porque me quiere mejor.
Cuenta a Jesús los últimos jalones de orejas que te llevaste.

Propósito: Amar los regaños.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Ser niño, pero no inmaduro

Les vino al pensamiento cuál de ellos sería el mayor. Pero Jesús, conociendo los pensamientos de su corazón, tomó un niño, y lo puso a su lado (Lc 9, 46-47).
No quiero crecer, Jesús, en mi trato contigo y con tu Padre, nuestro Padre. Que sea siempre un niño que se abandona en los brazos de su papá, sin miedo ni a los demás ni a él. Esto lo aprendí de S. Josemaría, “si tienes deseos de ser grande, hazte pequeño. Ser pequeño exige creer como creen los niños, amar como aman los niños, abandonarse como se abandonan los niños..., rezar como rezan los niños” (Santo Rosario).
¿Me pongo en plan adulto con Dios, es decir, a reclamarle cosas?
Les dijo: Todo aquel que acoge a este niño en mi nombre, me recibe a mí; (...): pues el menor entre todos vosotros, ése es el mayor (Lc 9, 48).
Eso sí, Jesús, un niño que no hace berrinche ni se enoja, que no se cree el príncipe de su casa, sino que está pendiente de su mamá y su papá, para ayudarles. Que no me compare con nadie, sino contigo, mi Jesús, y de Ti aprenda a servir. Lo dicen hasta los que no te conocen como Tagore, el escritor de la India: “Dormí y soñé que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era servicio. Serví y vi que el servicio era alegría”. Por eso el San Josemaría rezaba así: “¡Jesús, que yo sea el último en todo y el primero en el amor”.
¿Cuántas veces he querido ser el 1º hoy? ¿Y el último?

Propósito: El primero en el servir, en lo demás el “delfin” (el último).

domingo, 25 de septiembre de 2016

Recordando Cracovia

Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino finísimo, y cada día celebraba espléndidos banquetes. Un pobre, en cambio, llamado Lázaro, yacía sentado a su puerta, cubierto de llagas, deseando saciarse de lo que caía de la mesa del rico (Lc 16, 19-21).
El Papa Francisco en Cracovia: “Hoy la humanidad necesita hombres y mujeres, y en especial jóvenes como vosotros, que no quieran vivir sus vidas «a medias», jóvenes dispuestos a entregar sus vidas para servir generosamente a los hermanos más pobres y débiles, a semejanza de Cristo, que se entregó completamente por nuestra salvación”.
Habla con Jesús y concreta qué puedes hacer por los más necesitados.
Te ruego entonces, padre, que le envíes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos, para que les advierta y no ven­gan también a este lugar de tormentos. Pero replicó Abrahán: Tienen a Moisés y a los Profetas. ¡Que los oigan! Él dijo: No, padre Abrahán; pero si alguno de entre los muertos va a ellos, se convertirán (Lc 16, 27-30).
Jesús, también son pobres aquellos que viven sin fe, sin quererte. Hoy en esta oración además de concretar hacer algo por los pobres también me quiero decidir hacer mucho apostolado. A quitarme los miedos y dejar de un lado la comodidad.
¿Con quiénes voy hacer apostolado en serio?

Propósito: ayudar a todos los tipos de pobres.

sábado, 24 de septiembre de 2016

A buen entendedor, pocas palabras

Grabad en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres (Lc 9, 44).
Ahora se entiende medio bien, pero a los Apóstoles esta frase que de­bían grabar en sus cabezas les debió sonar a chino mandarín. Tú, Jesús, que habías hecho tantos milagros y que ya te habías escapado va­rias veces de las garras de los gorilas de Herodes, no era posible que acabaras preso por ellos. ¡Qué no me escandalice de Ti, Jesús! Porque queriéndome tanto, sé que llegará el sufrimiento. El sufrimiento no me será placentero –eso es masoquismo– pero ayúdame para que sea feliz sufriendo unido a tu Cruz y ayudando así a los demás.
Ruega a Jesús que te dé su gracia para cuando llegue la Cruz.
Ellos no entendían este lenguaje, y les resultaba tan oscuro que no lo comprendían; y temían preguntarle acerca de este asunto (Lc 9, 45).
Cabal. Cabal lo que me pasa a mi a veces, que no me comprendo –o me temo lo peor– y no me atrevo a preguntarte en la oración. Cuando me doy cuenta de que algo no me va a afectar sí te digo como ellos “explícanos la parábola” (Mt 13, 36) pero cuando me huelo que la ex­plicación me va afectar de lleno, busco otro tema para hablar contigo, no vaya ser que quieras que me comprometa. Te pido que me ayudes siempre a vencer este miedo tonto.
Pide consejos a los Apóstoles para no ser cobarde con Jesús.

Propósito: Pedirle a San Miguel que me ayude a ser valiente.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Chat divino

Y sucedió que, cuando estaba haciendo oración, se halla­ban con Él los discípulos (Lc 9, 18).
¿Cómo rezabas, Jesús? O más bien ¿cómo rezas? Digo como rezas porque si rezar es hablar con Dios, lo tuyo es un chat permanente con el Padre y con el Espíritu Santo. Pero cuando estabas en la tierra con tu cuerpo mortal debía ser impresionante: ¡ayúdame a rezar! Porque a veces se me olvida, o me pongo a pensar en vez de hablar contigo, o con el Padre o con el Espíritu Santo, o con tu Madre –que es también madre mía–. Otras veces retraso el momento, porque sé que Tú siempre estás ahí esperándome y soy un abusivo.
Pide perdón a Dios por tus descuidos en la oración.
Él les dijo: Y vosotros ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Pedro dijo: El Cristo de Dios (Lc 9, 20).
Con la boca lo digo, Jesús, cuando rezo el Credo y en mi oración tam­bién te lo digo muchas veces: Jesucristo, Jesús el Cristo, el ungido de Dios Padre, su Unigénito. Con la boca y con el corazón, pero tantas ve­ces, Jesús, con las obras no. Y es que seguirte cuesta, y Tú me contestas: –a mí también me costaba ir a la Cruz por ti, para salvarte, por eso me fui al Monte de los Olivos y me puse a rezar: “no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lc 22, 42). Que aprenda a decir “¡Señor mío y Dios mío!” (Jn 20, 28) con mi comportamiento.
Sigue pidiéndole que te haga muy coherente.

Propósito: Rezar bien y que se note luego.

jueves, 22 de septiembre de 2016

Citas célebres

Herodes el tetrarca oyó todo lo que ocurría y dudaba, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos, otros que Elías había aparecido, otros que algún profeta de los antiguos había resucitado (Lc 9, 7-8).
¡Cuánta gente se dice cristiana, Jesús! Pero no todos creen; yo ahora te digo “creo que eres el único Hijo del Padre, nuestro Señor, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nacido de santa María Virgen, que padeciste bajo el poder de Poncio Pilato, que crucificado, muerto y sepultado, tras descender a los infiernos, resucitaste al tercer día de entre los muertos, y subiste a los cielos y estás sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí has de venir a juzgar a vivos y muertos”.
Haz muchos actos de fe en Jesucristo.
Y dijo Herodes: A Juan lo he decapitado yo, ¿quién, pues, es éste del que oigo tales cosas? Y deseaba verlo (Lc 7, 9).
Te he dicho que creo, Jesús, y –como Sto. Tomás– cuando el sacerdote te alza en la Consagración rezo “Señor mío y Dios mío”, y te veo oculto bajo las apariencias de Pan y de Vino, pero te deseo ver cara a cara. Jesús, que Te vea, llévame un día al Cielo. “Tu rostro buscaré, Señor” (Sal 26, 8), o como decía la Santa Patrona de los poetas: “Véante mis ojos, / dulce Jesús bueno, / véante mis ojos, / muérame yo luego”.
Dile a Jesús: “Creo, Te amo y espero que me lleves al Cielo”.

Propósito: Hacer actos de fe, esperanza y caridad sin parar.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

MISIÓN: cambiar el mundo

Los envió a predicar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos (Lc 9, 2).
Yo Jesús ni soy uno de los doce Apóstoles ni tampoco soy médico, pero soy cristiano. “Cristiano es mi nombre, Católico mi apellido” decía S. Agustín hace muchos siglos. Un día en Reli nos explicaron que las últimas palabra de la Misa en latín son “ite, missa est” que significa “salgan, su misión es ahora”. Tú me sigues enviando a predicar y a sanar a quien me rodea, a predicar con mi ejemplo, a sanar con mi sonrisa… Tú te quedas en el Sagrario, pero tu Gracia me acompaña para hacer felices a los demás… ¡Jesús, que me llene de amor a Ti y a los demás en cada Misa, en cada Comunión, y cuando voy a visitarte!
Dile a Jesús que te mande en una misión SWAT.
Y les dijo: No llevéis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tengáis dos túnicas (Lc 9, 3).
¡Cuánto miedo, Jesús! Veo claro que soy de tu SWAT, pero me da miedo, cuando quiero ayudar a un amigo, hablarle de que no friegue a sus hermanos, que no es más macho por ser más patán…, entonces me da vergüenza. Me has visto, Jesús, haciendo pruebas en el espejo de lo que le voy a decir, o inventando primero jugar Fifa- 2016, para luego –medio engañado– llevármelo a Misa… Tú me dices que no necesito nada, ni bastón, ni plata… y es que teniéndote a Ti, lo demás se arregla.
Cuenta tus miedos y tus “estrategias” a Jesús.

Propósito: Lanzarme en el apostolado.

martes, 20 de septiembre de 2016

La familia lo primero

Y le avisaron: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte (Lc 8, 20).
Esta frase, Jesús, me hace pensar en que todas las familias son iguales. Siempre quieren ver y atender especialmente a los más pequeños o jóvenes. Y yo muchas veces me hago el rogado o pongo mala cara cuando hay reuniones familiares. Y en ocasiones llego a decir que son aburridas esas reuniones y que por eso no quiero ir. Jesús, hoy quiero hablarte de cada uno de los miembros de mi familia. Y además pedirte que me ayudes a tratar a todos muy bien y a quererlos.
Habla con Jesús de cada uno de los de tu familia y pide lo que piensas que necesitan.
El, respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios y la cumplen (Lc 8, 21).
Aquí está el secreto de los buenos hijos de Dios. Me parece entender, Jesús, que un buen hijo de Dios es el que quiere descubrir cuál es la voluntad de Dios Padre y luego hacerla. Jesús, ayúdame a que no me deje engañar por la comodidad y me conforme con simplemente no pecar y creerme después que soy bueno. Y es que a veces me felicito a mi mismo por lo bueno que soy ya que no he hecho nada malo.
¿Cuál es la voluntad de Dios Padre para ti? ¿Estás dispuesto a cumplir esa voluntad?

Propósito: ser buen hijo de Dios.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Dar luz, tipo lámpara LED

Nadie que ha encendido una lámpara, la oculta con una vasija o la pone debajo de la cama, sino que la coloca sobre un candelero para que los que entran vean la luz (Lc 8, 16).
Jesús, no me gustan nada los nerdos, esos egoístas que quieren sacar 100 en todas la clases para ser millonarios el día de mañana. Yo quiero sacar buenas notas, pero ayúdame a no ser un egoísta, a ayudar a los demás, a pasarlo bien con ellos y a prepararme muy bien para servir con mi profesión a todos. Leí en Camino (n. 301) “estas crisis mundiales son crisis de santos”: ¡ayúdame, Señor, a iluminar y a mejorar mi ciudad, mi patria, la tierra entera!
Sueña con Jesús en darle la vuelta al mundo como a un calcetín.
Al que tiene se le dará; y a todo aquel que no tiene, incluso lo que piensa tener se le quitará (Lc 8, 18).
No lo entiendo bien, Jesús. Me parece que el rico se confía en su dinero, el nerdo en sus notas, el culebra en los conectes de su papá… Luego el banco quiebra, le da un derrame cerebral o cambian al Ministro de Economía y todo lo que uno pensaba tener se acaba… y después la muerte. Dijo S. Juan de la Cruz, “al atardecer de la vida, nos juzgarán en el Amor”. A quien Te haya buscado y amado en la Tierra, Te le darás por entero y PARA SIEMPRE.
Pregunta a Jesús si piensa que tú estás aprovechando la vida. Por cierto, ¿ya descubriste tu vocación?

Propósito: Ser avaricioso del Señor.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Zaptos de fútbol

Quien es fiel en lo poco también es fiel en lo mucho; y quien es injusto en lo poco también es injusto en lo mucho (Lc 16, 10).
Ahora, Jesús, entiendo que serte fiel es ser generoso todos los días: estu­diar duro a diario, hacer mi cama siempre, ayudar sin que me lo pidan en la casa… en definitiva, no estar en mi mundo. En pocas palabras me parece que ser fiel es ser generoso y eso es no estar tan apegado a mi yo y a mis cosas. Y no quedarme tumbado en un sillón, con una especie de parálisis que me lleva a perder todas las cosas bellas que podría hacer con mi vida.
Sigue por tu cuenta hablando con Jesús sobre lo que piensas que es generosidad.
Ningún criado puede servir a dos señores, pues odiará a uno y amará al otro, o preferirá a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero (Lc 16, 13).
Jesús, decía el Papa Francisco el mes pasado a los jóvenes: “El tiempo que hoy estamos viviendo no necesita jóvenes-sofá, sino jóvenes con zapatos; mejor aún, con zapatos de fút puestos. Este tiempo sólo acepta jugadores titulares en la cancha, no hay espacio para suplentes”. Mentalidad de titular. Eso es a lo que debo acostumbrarme. Si me quedo en el banquillo, es fácil que agarre mi celular, me ponga a chatear o buscar pokémosn en vez de estar atendo al partido. En la vida no hay partirdo de revancha, en un solo juego va todo.
Amárrate duro los zapatos de fut.

Propósito: jugar con todo en el partido de la vida.

sábado, 17 de septiembre de 2016

Sembrar en las almas

Salió el sembrador a sembrar su semilla; y al sembrar, parte cayó junto al camino (...), parte cayó sobre terreno rocoso (...) parte cayó en medio de las espinas (...) y parte cayó en la tierra buena (Lc 8, 5-8).
Jesús mío, enséñame a recibir bien tu semilla, aunque ahora ya no haya casi nadie que quiera ser agricultor, yo sí quiero serlo. Mi abuelo me cuenta cómo se cultiva la milpa, o cómo es el trabajo de la zafra (caña de azúcar)… Y cómo pasan pendientes del clima para la cosecha… Yo he de sembrar como cristiano, con mi ejemplo, con mi palabra, con mi amistad…, recordando una obligación, desviando una mala plática hacia el fut y luego jalando las orejas, con cariño, al que la empezó.
Examina con Jesús si eres un buen agricultor de tu alma.
La que cayó en tierra buena son los que oyen la palabra con un corazón bueno y generoso, la conservan y dan fruto me­diante la paciencia (Lc 8, 15).
Quiero, Jesús, ser tierra buena… soy buena tierra desde que me bau­tizaron; pero el pecado la convierte en mala, luego llegas Tú y me pu­rificas –Penitencia– y me abonas y nutres con tu Palabra y con tu Pan –Eucaristía–. Sé que la Misa dura un rato, y la Comunión unos minutos, pero ayúdame Jesús a que la Misa sea el riego de un corazón bueno y generoso, que dé fruto sin cansarme.
Analiza con el Señor cómo aprovechas el riego de la gracia.

Propósito: Sembrar hoy en el alma de los amigos.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Jesús te necesita

Él recorría ciudades y aldeas predicando y anunciando la buena nueva del Reino de Dios (Lc 8, 1).
Jesús, no sé qué hubieras hecho hoy, si habrías abierto una cuenta en Facebook, o un Twitter. Lo que sí sé es que no te estás quieto, vas de un lado para otro anunciando el Evangelio (la buena-noticia) que eres Tú mismo, Dios hecho hombre. Y pensar que yo me rindo ante el primer obstáculo, y que si no hay carro no me muevo ni con una grúa. Tú cami­nas aunque te canses, como aquel día en que fatigado del camino te sentaste junto al pozo a las tres de la tarde (cfr. Jn 4, 6). Yo, en cambio, casi siempre estoy cansado de no hacer nada, y me canso muy pronto de hacer el bien.
Cuenta a Jesús qué caminos recorres y por qué.
Le acompañaban los Doce y algunas mujeres: (...) María, lla­mada Magdalena,(...) Juana,(...) Susana y otras muchas que le asistían con sus bienes (Lc 8, 1-3).
Y es que, hay que reconocerlo, Jesús, las mujeres son expertas en asistir con sus bienes: desde que nací me cuida mi mamá, siempre tan tierna y pendiente de todo, mi abuela que no se le escapa una. María, Juana, Susana, ayúdenme a querer más a Jesús, a ser menos tacaño con Él y con los demás, a saber poner esfuerzo y servir a Jesús en los demás.
Concreta con quién vas hacer apostolado.

Propósito: Tratar muy bien a las mujeres de mi familia.

jueves, 15 de septiembre de 2016

La Virgen María junto a la Cruz

Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena (Jn 19, 25).
Sabes, Jesús, que hoy se celebra el Día de la Independencia, por esto Septiembre es el mes de las Fiestas Patrias. Pero hoy la Iglesia celebra a la Virgen de los Dolores, y creo que tiene algo que ver. ¿Cómo así? Pues que si todos somos hijos de Dios y una gran familia, somos también hijos adoptivos de María, porque ella te acompañó en la Cruz. Te acompañó porque, aunque sufría profundamente, allí estaba a tu lado consolán­dote. Además no estaba sola, estaba también María de Cleofás y su amiga Magdalena. Y es que la familia es lo más importante de la Patria (“Patria” significa “lugar de los padres”), si se destruye la familia se des­truye la Nación.
Cuéntale a Jesús qué haces por tu Patria… y por tu familia.
Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Después dice al discípulo: He ahí a tu madre (Jn 19, 26-27).
Señora de los Dolores, hoy no puedo sino pedirte otra vez por esas ma­más de mi tierra a las que llevan sus hijos baleados… Tú, que sabes lo que es tener a un Hijo asesinado entre los brazos y que eres Madre Nuestra, haz que haya paz en nuestra Patria… y haz que haya paz en mi familia, y en todas las familias de esta Patria grande que es la tierra entera.
Sigue hablando con la Virgen.

Propósito: Rezar el Rosario por la paz en mi país.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Exaltación de la Santa Cruz

Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna (Jn 3, 16).
Jesús, hoy se recuerda tu sacrificio en la Cruz. El Papa Francisco en Cracovia nos decía a los jóvenes: “Abrazando el madero de la cruz, Jesús abrazó la desnudez y el hambre, la sed y la soledad, el dolor y la muerte de los hombres y mujeres de todos los tiempos”. Gracias, Jesús, porque has querido cargar con nuestros pecados y sufrir voluntariamen­te la muerte en Cruz. Quiero ser generoso como Tú y pensar en el bien de los demás. Que no sea un miedoso que huye del sacrificio y de lo que cuesta.
Ahora piensa en los sacrificios que puedes hacer para ser cada días más parecido a Jesús.
Pues Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él (Jn 3, 17).
Jesús, en una ocasión me dijeron que si un hombre era sacrificado y exigente consigo mismo entonces era muy comprensivo y cariñoso con los demás. Y la razón es porque se va pareciendo a Ti, que has venido a este mundo no para condenarlo, sino para salvar a todos por medio del sacrificio de la Cruz. A mí me falta bastante exigencia personal y por eso soy frío o malo con los demás. ¡Que me decida a ser sacrificado en el estudio y el trato con los demás!
Concreta pequeños sacrificios para vivir a diario.

Propósito: Levantar la Cruz de Jesús en mi vida.

martes, 13 de septiembre de 2016

Ojos para ver

Al acercarse a la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar un difunto, hijo único de su madre, que era viuda, y la acompañaba una gran muchedumbre de la ciudad. Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: No llores (Lc 7, 12-13).
Ya sabes, Jesús, que soy muy sensible, pero Tú más, con una sensibi­lidad no superficial. Por eso te conmueves ante aquella pobre viuda a la que se le acaba de morir su único hijo. A veces cuando veo el mal, el dolor, no lo entiendo y a veces –perdóname – me enojo contigo porque permites estas cosas. ¿Dónde estás en esos momentos? El Papa Francisco me contesta “Jesús está en ellos, sufre en ellos, profundamente identificado con cada uno”.
Nunca olvides que Jesús está esperándote en las personas que sufren, para que le lleves algo de consuelo.
Se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron; y dijo: Muchacho, a ti te digo, levántate (Lc 7, 14).
Jesús, no sé si en este momento de la historia ya tenías los ojos llorosos. Quizá las palabras que dijiste te salieron entrecortadas por las lágrimas. No tienes vergüenza de que se note que te conmueve el dolor de los de­más. Quiero aprender a conmoverme como lo haces tu, Jesús. Quisiera que me doliera en el alma el esfuerzo de los papás de mis amigos, para así no quedarme indiferente cuando los veo haciendo sus trastadas.
Si en algo puedes aliviar el sufrimiento de los que están cerca de ti, no lo dudes.

Propósito: ser más llorón.

lunes, 12 de septiembre de 2016

Fe

Jesús, pues, se puso en camino con ellos. Y no estaba ya lejos de la casa cuando el centurión le envió unos amigos para decirle: Señor, no te tomes esa molestia, porque no soy digno de que entres en mi casa (Lc 7, 6).
Otro pasaje, Jesús, donde se ve que eres el Buen Pastor. Te avisan de aquel hombre enfermo y te pones en camino para ir a curarlo. Aquel centurión te mandó a decir unas palabras que te conmovieron y que nosotros repetimos en la Santa Misa justo antes de comulgar. Si aquel hombre no era digno, imagínate cómo estaré yo. Y eso que hasta en al­gunas ocasiones me hago el rogado para ir a Misa o para confesarme, o voy de mala cara. ¡Que sepa valorar la Santa Misa y tu presencia real en la Eucaristía!
Repite despacio la Comunión Espiritual.
Al oírlo, Jesús quedó admirado de él, y volviéndose a la mul­titud (…) dijo: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe (Lc 7, 9).
Me costó entender por qué dices que ese hombre tenía una gran fe. Yo hubiera dicho que tenía mucha humildad. Pero le pregunté al sacerdote del colegio y me dijo que era de gran fe porque no necesitaba verte en persona para saber que eras capaz de curar a su siervo. Y yo, en cam­bio, a veces me hago bolas sobre cómo es tu presencia en la Eucaristía. Por eso me ha servido aquello que me dijeron que para tener fe hay que pedirla y hay que ejercitarla.
Pide la fe y concreta cómo la vas a ejercitar.

Propósito: Hacer actos de fe al comulgar: “creo, pero aumenta mi fe”.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Se buscan ovejas

Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: “Este reci­be a los pecadores y come con ellos” (Lc 15, 2)
Los fariseos pasaron a la historia como hipócritas. Quizá no todos eran así, pero el hecho es que si te dicen que sos “fariseo” es porque no sos sincero, porque sos hipócrita. Un hipócrita es una persona que a veces es de una forma y otras de otra. Como quien lleva una camisa reversible que dependiendo dónde está o con quién está, es de un equipo o de otro. Por eso es que los fariseos no se alegran de que Jesús haga el bien. Les parece que para parecer bueno, no hay que preocuparse de los que no están bien.
¿No te pasará a ti que te alejas de tus amigos “malos” en lugar de buscar que cambien? Al fin y al cabo, ¿son tus amigos, no?
“Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se perdió, hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, se la car­ga sobre los hombros, lleno de alegría; y al llegar a casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: “¡Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido!” (Lc 15, 4-6)
Y cuando a uno le ha tocado dar la cara, por Jesús, y se ha envalento­nado, y le ha dicho a un amigo que no está bien el estilo de vida que lleva; entonces, ¡qué gran alegría da en el corazón!
¿Cuándo fue la última vez que te alegraste porque un amigo tuyo se confesó ayudado de tu oración y tu sacrificio?

Propósito: salvar ovejas.

sábado, 10 de septiembre de 2016

Llegó el camión de la basura

Porque no hay árbol bueno que dé mal fruto, ni tampoco ár­bol malo que dé buen fruto. Pues cada árbol se conoce por su fruto; no se recogen higos de los espinos, ni se cosechan uvas del zarzal (Lc 6, 43-44).
Jesús, si soy buen hijo de Dios daré buenos frutos. ¿Y cuáles son los frutos que esperás de mí? Pues, creo que una persona que está cerca de ti, si es estudiante, por ejemplo, lo lógico es que saque buenas notas. No para andar después como pavo real, pavoneando las buenas califi­caciones, sino para saber mucho y poder en el futuro servir mejor a los demás.
¿Cómo van esas notas?
El hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca cosas buenas, y el malo de su mal saca cosas malas: porque de la abundancia del corazón habla su boca (Lc 6, 45).
Para que el corazón sea bueno tiene que estar bien limpio. Limpio de todas las intenciones torcidas. ¿Por qué será, Jesús, que uno a veces sólo identifica lo sucio con las cosas relacionadas con la castidad? Hay muchas intenciones y acciones sucias más, además de la impureza, como el egoísmo, el rencor, la pereza, la envidia, la ira, la tibieza. Y esas suciedades, no lo dejan a uno estudiar. Pienso que la confesión ha de ser como cuando llega el camión de la basura. Se lleva todo, y quedan las casas y la ciudad bien limpita.
Prepara tu confesión, pensado en toda esa suciedad

Propósito: Dejar que la suciedad se la lleve el camión de la basura

viernes, 9 de septiembre de 2016

No al terrorismo de la lengua

Les dijo también una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? (Lc 6, 39).
Pues para ayudar a los otros, lo primero es estar en gracia. Jesús, me parece entender que uno no puede dar lo que no tiene. Si tengo amor a Dios, puedo ayudar a otros a que lo amen. Te quiero contar Jesús, que cuando tengo la desgracia de caer en algún “pecadote” me quedo como ciego y voy por ahí haciendo burradas y enojado con todos y conmigo mismo. Ayúdame a correr a confesarme y que me mueva el querer ayudar a los demás con una vida limpia.
Cuéntale a Jesús cuando te pones ciego
¿Cómo puedes decir a tu hermano: hermano, deja que quite la paja que hay en tu ojo, no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad cómo sacar la paja del ojo de tu hermano (Lc 6, 42).
Pues más claro no puedes decirlo, Jesús. Qué fácil es criticar. Y cabal de eso habló el Papa a unos jóvenes italianos que tuvieron una videocon­ferencia con él. Les decía el Papa: “La crueldad de la lengua es como lanzar una bomba que te destruye a ti o destruye a otros, y el que la lanza no se destruye. Esto es terrorismo, y es algo que debemos vencer”. Tú ya sabes, Jesús, que yo soy pacifista, quiero ser alguien que une, que siem­bra amor, alegría. Así que me voy a proponer descactivar las bombas de la murmuración que me vaya encontrando.
No olvides, se inicia a criticar, porque uno se siente más.

Propósito: desarmar bombas.

jueves, 8 de septiembre de 2016

¡Feliz cumpleaños María!

Estando desposada su madre María con José, antes de que conviviesen, se encontró que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo (Mt 1, 18).
“Happy Birthday to you, Happy Birthday, Madre mía”. Hoy celebramos el cumpleaños de Santa María, y lo quiero celebrar a lo grande. Me ima­gino que a Ti, Virgen Inmaculada, no te pasaba como a mí. Yo, cuando llega mi cumple, estoy pendiente de que me feliciten y de los regalos que me harán. Tú, como estabas bien acostumbrada a dar más que a recibir, probablemente para esta fecha organizabas una buena comida o cena y te esmerabas en que los otros se la pasaran muy bien. Pero también me imagino que José y Jesús siempre acababan sorprendién­dote con algo. ¡Qué me acostumbre también a sorprenderte!
Pregúntale a San José qué regalo ilusionaría a María
José (…) no temas recibir a María, tu esposa, pues lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo (Mt 1, 20).
San José, sigo hablando contigo. Me gustaría saber cómo era tu vida diaria. ¿Cómo cuidabas de María y Jesús? Seguro que no había jamás gritos ni pleitos en tu casa, que todos eran muy amables y cariñosos. A mí me gustaría que también me recibieras en esa casa y que me educaras en los buenos modales y en la caridad, porque a veces soy un poco bruto en la mía o me hago el loco.
Prepara junto a San José el regalo

Propósito: Cantarle “las mañanitas” a la Virgen y ofrecerle un regalo.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Tener coraje

Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien (…) por causa del Hijo del Hombre (Lc 6, 22).
Esto lo entiendo muy bien, Jesús. Y lo entiendo porque si uno se porta bien automáticamente le caes mal a otros. Jesús, dame la gracia para ser valiente y no esconder que te quiero. Quiero seguir el consejo del Papa Francisco en Cracovia: “Tener coraje. Ser valiente, ser valiente, no asustarse”. No me puede pasar que por la pena del qué van a decir los demás, deje de vivir coherente con el amor tan grande que te tengo y que quiero tenerte cada día más.
¿En qué tipo de situación te pones miedoso?
¡Ay de vosotros los que ahora estáis hartos, porque tendréis hambre! ¡Ay de vosotros los que ahora reís, porque gemiréis y lloraréis! (Lc 6, 25).
Jesús, hablas bien clarito. No sé que voy a hacer (ayúdame), para no reírme más de lo que te ofende. Dame la valentía de cortar a los que dicen chistes en contra de Dios, el Papa o la Iglesia. Dame la valentía de cortar a los que hacen comentarios impuros. No dejes que me arrastre el ambiente, que sea capaz de imponer yo el ambiente. Ayudame a des­cubrir que así los ayudo, los acerco a ti. Les protejo de las consecuencias que tiene tomarse a juego las cosas sagradas o serias.
Camarón que se duerme se lo lleva la corriente, que no sea tu caso

Propósito: No ser camarón… de los que se duermen.

martes, 6 de septiembre de 2016

El 1, 2, 3 del apostolado

Sucedió en aquellos días que salió al monte a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios (Lc 6, 12).
¡Qué bárbaro, Jesús! ¡Toda la noche en oración! ¿Cómo lo lograste? ¿Tomaste café, redbull o qué para mantenerte despierto? ¿No te dis­traías? ¿De qué hablabas tanto con Dios Padre? Te lo pregunto porque a mí, hacer 15 minutos de oración, sin distraerme, y sin dar una cabecea­da, me parece una hazaña. Por cierto, es una hazaña que aún no he logrado. Si te contara que a cada rato me pongo a ver el reloj, y hasta con el vuelo de un zancudo me distraigo. Yo hoy te quiero pedir que me enseñes hacer oración, a perseverar, a tener tema para hablar con Dios Padre sin distracciones.
Cuéntale a Jesús cuáles son las distracciones en tu oración.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió a doce entre ellos, a los que denominó Apóstoles (Lc 6, 13).
Ahora entiendo, Jesús, pasaste toda la noche haciendo oración para llamar a los que serían los apóstoles. Antes de actuar –de llamarlos– hi­ciste oración por ellos y ofreciste el sacrificio de perseverar toda la no­che rezando. Comprendo lo que decía San Josemaría en Camino que primero oración, después mortificación y en tercer lugar acción (n. 82). Jesús, que antes de hablarle a alguien sobre Ti –apostolado– siga estos pasos.
Concreta con Jesús la oración, sacrificio y acción por 5 amigos.

Propósito: Aprenderme el 1, 2 y 3 del apostolado, y lanzarme.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Y dale con lo de ser miedoso

Los escribas y los fariseos lo observaban a ver si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle. Pero él conocía sus pensamientos, y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio (Lc 6, 7-8).
Me sorprenden, Jesús, las innumerables ocasiones en que el Evangelio nos cuenta que Tú no tenías miedo al qué-dirán. Tú sabías bien que aquellos hombres te seguían sólo para ver en qué te podrían criticar, pero eso no te echa para atrás y curas a aquel enfermo. A mí, Jesús, muchas veces me puede lo que vaya a decir Vicente y el resto de la gente. Por ejemplo, si en clase alguno de mis compañeros se pone a re­linchar, es decir se pone hablar burradas o marranadas, yo me hago el desentendido, el sueco o ruso. ¡Que sea granjero y no animal de granja! ¡Que no sea “Vicente” que va siempre donde va la gente.
Pídele a tu ángel de la guarda tips para saber dar la cara por Dios.
Y mirando a su alrededor a todos ellos, dijo al hombre: Extiende tu mano. Lo hizo, y su mano quedó curada (Lc 6, 11).
Este milagro me gusta mucho por lo que viene después. Aquel hombre, Jesús, quedó curado y una nueva vida llena de posibilidades se abrió ante sus ojos. Era capaz de volver a trabajar, dejó de ser un lisiado y de vivir de la limosna. Jesús, que me dé cuenta del bien que puedo hacer a los demás cuando venzo el miedo al qué dirán. ¡Que sea valiente!
Habla con Jesús sobre los amigos que necesitan ser curados.

Propósito: El Custodio sea mi aliado para el apostolado.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Paletero

Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo (Lc 14, 33).
Un día de estos se me antojó una paleta: un helado de esos que traen una paleta en medio. Los hay de varios sabores y algunos vienen fo­rrados de chocola… ya me estoy distrayendo. Pues lo que te iba a decir Jesús es que iba ya con dos paletas que había comprado, y me salió un niño pobre. Se le quedó viendo a mi segunda paleta. Inmediatamente se me vino a la cabeza: ni se te ocurra pedirme la otra paleta. ¡Qué ingrato me sentí! Al final, me ganó más el remordimiento y se la regalé. Pero no siempre me pasa así. Es verdaderamente horrible esto de estar apegado a las cosas materiales.
¿Cuándo fue la última vez que compartiste y te costó?
Y el que no toma su cruz y me sigue, no puede ser mi discí­pulo (Lc 14, 27).
Mira Jesús, que eso de proponerme ser generoso o desprendido de mi dinero o mis cosas no es tan fácil. Me quedo muchas veces del diente al labio como dice mi papá. Me doy cuenta que ser desprendido, es decir no estar prendido, agarrado a mis cosas o dinero a mi me cuesta. Si alguien me pide prestado me hago el loco, y me pongo hecho un diablo si alguien agarra alguna de mis cosas.
Quizá es buen momento de que veas si en tu closet no hay muchas cosas que ya no usas. ¿No crees que alguien más las podrían necesitar?

Propósito: compartir paletas.