Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino finísimo, y
cada día celebraba espléndidos banquetes. Un pobre, en cambio, llamado Lázaro,
yacía sentado a su puerta, cubierto de llagas, deseando saciarse de lo que caía
de la mesa del rico (Lc 16, 19-21).
El
Papa Francisco en Cracovia: “Hoy la humanidad necesita hombres y mujeres, y en
especial jóvenes como vosotros, que no quieran vivir sus vidas «a medias»,
jóvenes dispuestos a entregar sus vidas para servir generosamente a los
hermanos más pobres y débiles, a semejanza de Cristo, que se entregó
completamente por nuestra salvación”.
Habla con Jesús y concreta qué puedes hacer por los más
necesitados.
Te ruego entonces, padre, que le envíes a casa de mi padre, pues
tengo cinco hermanos, para que les advierta y no vengan también a este lugar
de tormentos. Pero replicó Abrahán: Tienen a Moisés y a los Profetas. ¡Que los
oigan! Él dijo: No, padre Abrahán; pero si alguno de entre los muertos va a
ellos, se convertirán (Lc 16, 27-30).
Jesús,
también son pobres aquellos que viven sin fe, sin quererte. Hoy en esta oración
además de concretar hacer algo por los pobres también me quiero decidir hacer
mucho apostolado. A quitarme los miedos y dejar de un lado la comodidad.
¿Con quiénes voy hacer apostolado en serio?
Propósito: ayudar a todos los tipos de pobres.