Les dijo también una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a
otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? (Lc 6, 39).
Pues
para ayudar a los otros, lo primero es estar en gracia. Jesús, me parece
entender que uno no puede dar lo que no tiene. Si tengo amor a Dios, puedo
ayudar a otros a que lo amen. Te quiero contar Jesús, que cuando tengo la
desgracia de caer en algún “pecadote” me quedo como ciego y voy por ahí
haciendo burradas y enojado con todos y conmigo mismo. Ayúdame a correr a
confesarme y que me mueva el querer ayudar a los demás con una vida limpia.
Cuéntale a Jesús cuando te pones ciego
¿Cómo puedes decir a tu hermano: hermano, deja que quite la paja
que hay en tu ojo, no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita,
saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad cómo sacar la
paja del ojo de tu hermano (Lc 6, 42).
Pues
más claro no puedes decirlo, Jesús. Qué fácil es criticar. Y cabal de eso habló
el Papa a unos jóvenes italianos que tuvieron una videoconferencia con él. Les
decía el Papa: “La crueldad de la lengua es como lanzar una bomba que te
destruye a ti o destruye a otros, y el que la lanza no se destruye. Esto es
terrorismo, y es algo que debemos vencer”. Tú ya sabes, Jesús, que yo soy
pacifista, quiero ser alguien que une, que siembra amor, alegría. Así que me
voy a proponer descactivar las bombas de la murmuración que me vaya
encontrando.
No olvides, se inicia a criticar, porque uno se siente más.
Propósito: desarmar bombas.