Sucedió en aquellos días que salió al monte a orar, y pasó toda la
noche en oración a Dios (Lc 6, 12).
¡Qué
bárbaro, Jesús! ¡Toda la noche en oración! ¿Cómo lo lograste? ¿Tomaste café,
redbull o qué para mantenerte despierto? ¿No te distraías? ¿De qué hablabas
tanto con Dios Padre? Te lo pregunto porque a mí, hacer 15 minutos de oración,
sin distraerme, y sin dar una cabeceada, me parece una hazaña. Por cierto, es
una hazaña que aún no he logrado. Si te contara que a cada rato me pongo a ver
el reloj, y hasta con el vuelo de un zancudo me distraigo. Yo hoy te quiero pedir
que me enseñes hacer oración, a perseverar, a tener tema para hablar con Dios
Padre sin distracciones.
Cuéntale a Jesús cuáles son las distracciones en tu oración.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió a doce
entre ellos, a los que denominó Apóstoles (Lc 6, 13).
Ahora
entiendo, Jesús, pasaste toda la noche haciendo oración para llamar a los que
serían los apóstoles. Antes de actuar –de llamarlos– hiciste oración por ellos
y ofreciste el sacrificio de perseverar toda la noche rezando. Comprendo lo
que decía San Josemaría en Camino que primero oración, después mortificación y
en tercer lugar acción (n. 82). Jesús, que antes de hablarle a alguien sobre Ti
–apostolado– siga estos pasos.
Concreta con Jesús la oración, sacrificio y acción por 5
amigos.
Propósito: Aprenderme el 1, 2 y 3 del apostolado, y lanzarme.