Gratuitamente lo recibisteis, dadlo
gratuitamente (Mt 10, 8).
¡Cuántas cosas, Jesús, he recibido gratis, sin merecerlo!: para
empezar la vida, la vida natural y la vida sobrenatural de hijo de Dios que me
dio la Iglesia cuando mis papás me llevaron a bautizar. Con el bautismo
me vino la “gracia”, se llama así porque es gratis, gratuita, de balde, for
free… Y tantas cualidades que me has dado: mi buena memoria, el arte que
tengo con la guitarra, la pegada brutal que tengo con la derecha… y tantas
veces, Jesús, soy un egoísta, no te agradezco tantas cosas que me das –también
los días soleados y las lluvias– ni tampoco pongo lo mío al servicio de los
demás.
Dale
gracias a Dios por cada cosa que te ha dado gratis.
El que trabaja merece su sustento (Mt 10,
10).
La
verdad, Señor, que a veces me entero de lo que cobran los del salario mínimo y
me confundo, trabajan todo el día y cobran una miseria y con eso tienen que
mantener a su familia… Hay cosas, Jesús, de este mundo que no entiendo, te pido
por ellos… pero lo que si entiendo es que algunos días no “merezco mi
sustento”, porque me paso todo el día haraganeando y jugando FIFA hasta que se
me acalambran los dedos. Jesús, ayúdame a que aproveche las vacaciones y los
días de clases, que sea coherente con tantos regalos que me has dado en mi
vida. Que no desperdicie la vida. Quiero ofrecerte muchos frutos de santidad y
apostolado.
¿Me
merezco todo lo que me dan?
Propósito: ser agradecido, usar la
palabra “gracias”.