Sucede con el Reino de los cielos lo
mismo que con un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su campo. Es
la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece es mayor que las
hortalizas y se hace como un árbol, hasta el punto que los pájaros del cielo
pueden anidar en sus ramas (Mt 13, 31-32).
Dicen que el camino al infierno está empedrado con “buenas intenciones”;
y el que va al cielo, también, pero buenas intenciones que terminaron en
buenas obras. Una buena intención es algo chiquito, pero cuando termina en una
buena obra se convierte en algo grande. Una ayudadita para resolver una duda de
mate puede terminar en una buena nota en un examen y eso, después, en pasar de
grado.
¿Cuántas
de tus buenas intenciones han terminado en obras?
Jesús expuso todas estas cosas por medio
de parábolas a la gente, y nada les decía sin utilizar parábolas, para que se cumpliera
lo anunciado por el profeta: “Hablaré por medio de parábolas, publicaré lo que
estaba oculto desde la creación del mundo (Mt 13, 34-35).
Jesús, nos tratas con tanto cariño. Tienes cosas tan grandes e
importantes que comunicarnos, y lo haces de manera que podamos entenderte.
Esas pequeñas historias explican cosas profundísimas. Poner atención a algo
pequeño ayuda en lo grande. Una pequeña historia puede ayudar a llevar a cabo
la gran historia de la propia vida.
Pídele
a Jesús no despreciar lo sencillo.
Propósito: terminar lo que te habías
propuesto para hoy.