sábado, 18 de mayo de 2019

Dame un corazón como el tuyo


Y lo que pidáis en mi nombre eso haré (Jn 14, 13).
Hoy es sábado, el día de la Virgen ¡Qué suerte! Un día más mariano no se puede pedir. Madre mía, ¿estás contenta? Yo un montón. Por eso hoy, nada más levantarme, —como todo los días—, he rezado el Oh Señora mía (…) os ofrezco en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón. Hoy sí; hoy de verdad, te doy mi corazón. ¡Ay…! ¡Perdona…! Se me había olvidado. Tendrás que compartirlo con tu Hijo. También he rezado el Jesusito de mi vida (…) y te doy mi co­razón, tómalo, tuyo es y mío no. Bueno, entre los dos os lo repartís. Porque lo que pidáis en mi nombre eso haré.
“Santa Rita, Rita; lo que se da no se quita”. Sigue unos minutos.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y las hará mayores (Jn 14, 12).
Madre mía, ¡qué no puedo vivir sin corazón…! ¡Necesito urgentemen­te un trasplante! Hoy, que es tu fiesta, te pido este regalo. Ya sé que es mucha caradura, pero quiero: o bien un corazón misericordioso como el de tu Hijo, o si no, un corazón inmaculado como el tuyo. Con menos no me conformo.
Sigue hablando por tu cuenta.
Propósito: tener más corazón.