martes, 28 de mayo de 2019

Descanso en la fatiga, brisa en el estío


Dijo Jesús a sus discípulos: Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? (Jn 16,5).
Jesús, realmente tus discípulos estaban bastante dormidos. Ninguno se atreve a preguntarte, pero yo sí. Vamos a ver, ¿a dónde vas…? — Con el Padre, ¿verdad…? —Algo me sospechaba. Siempre nos estás hablando del Padre a quien quieres con locura. Siempre quieres cum­plir su Voluntad, pero ¿Qué va a ser de nosotros? Jesús, ¿Quién llenará tu ausencia? ¡No nos dejes solos!
Reza la Oración al Espíritu Santo de San Josemaría.
Os conviene que me vaya, pues si no me voy, el Paráclito no vendrá a vosotros (Jn 16,7).
Jesús, siempre me resulta difícil tratar al Espíritu Santo, al . A ti te veo, más o menos, escondido en la Eucaristía, pero a un espíritu… es difícil querer, no se le puede abrazar... Y es que no es tanto cómo es sino cómo actúa.El Espíritu Santo actúa, para entendernos, como el aire acondicionado del alma: O quizá mejor como el aire climatizado del alma, porque también da calor y humedad: (cfr. Secuencia del Espíritu Santo).
Acude a Dios Espíritu Santo para que aclimate tu alma.
Propósito: hacer del Gran Desconocido, el Santificador de tu alma.