martes, 21 de mayo de 2019

La Paz esté con vosotros


La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mun­do. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde (Jn 14, 27).
Rencillas, agobios, incertidumbres, temores…, son el fruto amargo de perder el sentido de la vida. Insatisfacción, desasosiego, angustia…, es la falsa paz que ofrece el mundo. Sólo estar contentín o agustín, y nada más. ¿Cómo? ¿No te sabes el chiste malo?: Ring, Ring… —Si dígame. —¿Está Agustín? —No estoy contentín. Virgen Santa, desde que trato a tu Hijo me has quitado todo esto y me has regalado su Paz. Tu Hijo me ofrece: paz, alegría, equilibrio, esperanza. Nada puede robarme esta felicidad interior. Sólo el pecado, como un ladrón, inten­tará sustraer de mi vida su presencia amorosa. Pero tengo contratado un sistema de seguridad: antes de dormir hago cada día el examen de conciencia. ¡Qué bien se duerme! ¡La mejor almohada es una conciencia tranquila!
Que no me olvide que la paz es consecuencia de la “lucha”.
Os he dicho: Me voy y vuelvo a vosotros (Jn 14, 28).
¿Y si algún día meto la pata?, porque ¡mira que soy bruto! Pues entonces me acordaré de los consejos que ponen en las carrete­ras: Lo importante es Volver. Volveré una y otra vez a mi Jesús con el sacramento de la paz y de la alegría, la Confesión.
Lo importante es recomenzar. ¿Lo hago o tiro la toalla?
Propósito: saber volver.