sábado, 11 de mayo de 2019

Señor, Tú tienes palabras de Vida eterna


Entonces, oyéndole muchos de sus discípulos, dijeron: Dura es esta enseñanza, ¿quién puede escucharla? (…) Desde en­tonces muchos discípulos se echaron atrás y ya no andaban con él (Jn 6, 60. 66).
Jesús, se van, te dejan tirado. Son tus discípulos pero se van. ¿Adónde? ¿Por qué? Se van a sus “negocios”, a su pueblecito, a su triste y caduca felicidad. Tus palabras ¡que dan Vida! son demasiado grandes, de­masiado exigentes… Como ahora, también hay cristianos que se es­candalizan de la Iglesia, de Cristo: dura es esta enseñanza ¿quién puede escucharla? Quizá preferirían un cristianismo más “light ”, más aguado, más a la medida de su mediocridad.
Habla con Jesús y dile que, con su ayuda, tú nunca Le dejarás.
Entonces Jesús dijo a los doce: ¿También vosotros queréis marcharos? (Jn 6, 67).
Jesús, somos pocos los que Te amamos, y además Te amamos poco. Qué doloroso se me hace oírte: También vosotros queréis marcharos. Jesús, ahora, en el momento de la prueba, de la deser­ción en masa de tantos católicos, es la hora de la Cruz, hora de fide­lidad. Por eso te diré como San Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna (Jn 6,68), con la canción: Más allá de mis miedos, más allá de mi inseguridad quiero darte mi respuesta.
Jesús, que mi amor sea decirte “SI” hasta el final.
Propósito: decir a Dios en todo que Sí, Sí, Sí, Sí, Sí, Sí, Sí, Sí, Sí, Sí y Si.