lunes, 6 de mayo de 2019

Quiero volver a sentir, escuchar solo tu voz


Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí se embarcaron y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús.
Jesús, te quieren y te buscan. Tienen que remar con esfuerzo, quizá con el viento en contra, a contra corriente. Jesús, ser cristiano es saber ir a contracorriente del ambiente dominante, como nos decía Juan Pablo II: La humanidad tiene necesidad imperiosa del testimonio de jóvenes libres y valientes que se atrevan a caminar contraco­rriente. Jesús, solo a los peces muertos se los lleva la corriente. Y yo no soy ni pez ni muerto pero me da miedo ir contracorriente porque me acaban etiquetando de ser anti felicidad, aguafiestas, fanático, etc.
El ir contracorriente no se trata de llevar la contraria ni ser anti-todo. ¿Me dejó llevar por la corriente?
Al encontrarlo en la otra orilla del lago le preguntaron: Maestro, ¿cuándo has venido aquí? (Jn 6, 22-29).
La corriente —con palabras de Benedito XVI— es el estilo de vida superficial, incoherente e ilusorio que a menudo nos arrastra, nos domina y nos hace esclavos del mal. Jesús quiero escuchar solo tu voz en mi corazón que me dice: Vamos, a contracorriente sin miedo. Pero muchas veces me da miedo “el que dirán” y por eso me dejo arrastrar por la corriente aunque sepa que eso puede ofenderte.
Dile a Jesús que quieres escuchar su voz.
Propósito: ser antídoto, no anti-todo.