domingo, 17 de julio de 2011

Al final los que salen ganando son los niños

El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas (Mt 13, 31-32).

Yo ahora soy pequeño. Aunque mi mamá dice que ya estoy bastante grande comparado con otros de mi edad. La verdad quisiera ya ser más grande para que me den permiso de salir y de regresar tarde. Hace unos días escuché como una amiga de mi mamá se quejaba porque le habían calculado mucho más edad de la que tenía. ¿Por qué cuando uno es pequeño quiere ser grande, y al revés? Ser pequeño tiene una ventaja, tus papás siempre te cuidan. Quiero ser siempre pequeño ante ti, Jesús.

u Ante Dios, siempre pequeño, y no me voy a poner de puntillas para verme más grande.

El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente. (Mt 13 31,32).

Primero que me haga pequeño y ahora que me disuelva entre la masa. Pero no quiero disolverme para zafarme de mis responsabilidades. Como la levadura, nos necesitas, Jesús, para que le demos gracia a la masa que después se convertirá en ricos panes. Ayúdame, Jesús, a ser muy apostólico. A ser levadura para mis amigos.

u Inflar panes, pero integrales para que no engorden.

Propósito: Ser fermento.

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