domingo, 24 de julio de 2011

Ese tesoro vale la pena

El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. (Mt 13, 44).

Jesús, qué grande ha de ser el tesoro que nos tienes preparado. Una vez le pregunté a un amigo qué haría si un buen día, al cortar la grama del patio de su casa, descubriera que hay un cofre grande lleno de monedas de oro. ¡Me compraría un camión lleno de nachos!, me contestó. Me dio risa, pero pienso que cuando estoy en gracia me pasa algo parecido. Cambio mi tesoro por unos… nachos, y además vencidos que es lo peor.

u La gracia de Dios vale más que mil cofres repletos de monedas de oro, pídele a Jesús aprender a vivir siempre en gracia.

El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra (Mt 13, 45-46).

Siguiendo con lo del tesoro, cada día voy descubriendo que aprender a valorar estar en gracia, no es sólo cuestión de evitar perderla. Si vienes a mi corazón, Jesús, no es sólo para quedarte sin más, como un adorno. Tienes ilusión de que te dé conversación; que te diga lo mucho que te quiero varias veces al día. Pero en mi corazón hay más cosas. Están mis pobres pertenencias: un montón de chunches viejos y feos que sólo a mí me gustan. Ya te entendí. Quieres que los venda todos.

u Vender sí, pero mejor ¡tirar! todo eso que estorba en mí corazón.

Propósito: No sobrevalorar los nachos.

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