martes, 12 de julio de 2011

Al paso de Dios

Entonces se puso a reprochar a las ciudades donde se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido (Mt 11, 20).

Esos habitantes de esas ciudades se lo ganaron. Mira, Jesús, que haber visto tanto milagro tuyo, oído tus enseñanzas y ni así se convirtieron. Yo al menos voy dando pasitos, aunque pasitos de bebé gordito y mimado. Pero los voy dando. Jesús, que no me contente con dar pasitos, que dé zancadas, corra detrás de ti. Que vaya al paso de Dios, como le gustaba decir a San Josemaría.

u ¿Qué pasos, zancadas o corrida te está pidiendo Jesús?

¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros que han sido hechos en vosotras, hace tiempo que habrían hecho penitencia en saco y ceniza (Mt 11, 21).

Ay. Ay. Ay. Jesús, que yo nunca te saque estos lamentos. Quiero ser de los que te dan alegrías y no tristezas. Quiero ir al paso de Dios y no arrastrado, quejándome, chillando y de mala cara. Quiero ir al paso de Dios sonriendo, silbando y cantando.

u Te lo recuerdo: Del dicho al hecho hay mucho trecho.

u Concreta con Jesús lo que te pida.

Propósito: Mantener el paso.

Descargar el PDF