Un hombre importante se acercó y postrándose le dijo: Mi hija acaba de morir, pero ven, impón tu mano sobre ella y vivirá (Mt 9, 18).
¡Este sí que es un hombre de fe! Jesús, este hombre me da envidia. Su hija ya ha muerto y él confía que Tú la puedes revivir. En cambio, yo soy un gran chillón. Cuando algo, por lo que he estado rezando, no sale, me enojo y luego me lleno de pensamientos pesimistas de que no vale la pena rezar si, de todos modos, va a terminar mal. En fin, que me pongo tenebroso, oscuro, y se me nota en la cara. Mi mamá que me conoce muy bien, cuando me ve así me llama Señor Tinieblas. Hoy te pido que me des la fe de este hombre para dejar de ser un negativo, un electrón.
u Cuéntale en qué tipos de situaciones pierdes la fe.
Y, una vez que fue echada fuera la multitud, entró, la tomó de la mano y se levantó la niña (Mt 9, 25).
Jesús, me conmueve pensar que con sólo tocarla la devuelves a la vida. Me imagino la gran parranda que tuvieron en esa casa. La gente gritaría de alegría, mandarían a traer músicos, flores, comida, etc. ¡Qué fiesta! ¡La niña estaba muerta y ahora está viva! ¡Sería como una fiesta de Halloween (de muertos - vivos) pero de verdad! Y pensar, Jesús, que en la Eucaristía no sólo me tomas de la mano, sino que puedo comerte. Y la Confesión me devuelves a la vida. Ayúdame a que aproveche las vacaciones y organice unas cuantas Summer Parties a lo divino.
u “Yo quisiera, Señor, recibiros…” y concretar cuándo.
Propósito: Organizar fiestas llevándole a Jesús algunos “muertos”.