lunes, 18 de julio de 2011

Más famoso que un Jonás

Maestro queremos verte hacer una señal prodigiosa (Mt 12, 39).

Jesús, me encantan las películas de ciencia ficción, y a veces me gustaría que muchas de esas cosas extraordinarias pasaran de verdad. Una vez me dijo un amigo que si apareciera un extraterrestre en mi patio, probablemente me mataría de la risa y no me lo creería. Todo porque no habría música de fondo ni juegos de luces. ¡Jesús, cuántos milagros extraordinarios haces en mi vida y ni me doy cuenta! Transformas el pan y el vino en tu Cuerpo y Sangre. Me limpias de mis pecados en la Confesión. Me levanto cada día, tengo unos papis que me quieren, llueve, hay flores, el sol calienta… Y encima de todo, quiero ver “señales prodigiosas” para portarme bien.

u Voy a estar atento: si estoy con Jesús, en mi vida pasarán cosas más espectaculares que las de las películas.

Aquí hay alguien que es más grande que Jonás (Mt 12, 41).

Perdón, Jesús, pero en lo primero que pienso cuando leo “Jonás” es en los hermanos que cantan, los Jonas Brothers. Mi hermana los oye. A mí, alguna canción me gusta, pero que no se enteren mis amigos. Me van a molestar. El Jonás de la Biblia a saber si cantaba. Se hizo famoso porque se lo tragó una ballena y porque convirtió a Dios de los Ninivitas. Me cae bien porque le pasó las mías. Antes de hablarles a los Ninivitas le entró miedo. Lo superó y muchos creyeron en ti.

u Hablando de cosas espectaculares: pídele a Jesús que te dé sueños atrevidos de apostolado.

Propósito: Ser Jonás pero sin ballena.

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