Acudió tanta gente, que tuvo que subirse a una barca Mt 13, 2).
Hace unas semanas vi un reportaje en las noticias. Un desastre natural había dejado aisladas a unas personas. Pasaron varios días sin agua ni comida. Les llevaron alimentos en un helicóptero. Los rescatistas tenían dificultades para entregar los víveres. La gente los apretujaba. Tenían mucha hambre y querían la comida. Cómo me gustaría poder acudir así con hambre de ti cada día. Hay veces en que puedo ir a Misa todos los días, y prefiero entretenerme en otras cosas “importantes”.
u Dame mucha hambre, pero de Eucaristía.
Les habló mucho rato en parábolas: “Salió el sembrador a sembrar” (Mt 13, 3).
A mi hermanito mi mamá siempre le lee un cuento para que se duerma. Conmigo también hacía lo mismo. Hace unos días me entró curiosidad y fui a hojear uno de sus los libros de cuentos. ¡Qué aburrido!, pensé. Me acordé de un día en clase, que como no nos callábamos, el profesor nos contó una historia. No la pudo terminar porqué sonó el timbre del recreo. Estuvimos a punto de no salir para poder oír el final. ¿Sabes lo que significa eso, Jesús? Estábamos a punto de sacrificar el sacrosanto fútbol por un “cuento”, y yo que decía que eran aburridos. Ya me estoy imaginando la historia del sembrador, pero leída por ti, Jesús. Ya sé que quizá suena cursi pero, quisiera ser una de esas semillitas y estar dentro de tu mano.
u Pídele estar cerquísima de Él.
Propósito: No quedarme sin recibir los víveres de la Misa.