No te pido que
los retires del mundo, sino que los guardes del mal (Jn 17, 15).
Jesús, me gustan mucho las
cosas del mundo: las hamburguesas y las puestas de sol, y ver a las hormigas
todas en hilera, y me muero de risa con los chistes de mi hermano, y las
carreras de motos, y hacer castillos de arena en la playa, y las papitas
fritas. Jesús, me gusta silbar, y quemar cohetes (aunque estén prohibidos)
Jesús, me gustan tantas cosas del mundo porque sé que a ti también te
gustan, porque es en medio del mundo donde te encuentro.
u Pide
a Jesús “amar apasionadamente al mundo” sin hacerte “mundano”.
Padre, como Tú
me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. (…) para que también
ellos sean santificados en la verdad. (Jn 17, 18-19).
Jesús, ¿cuál es mi misión? Y
quizá me respondes: ser santo en medio del mundo, como nos
recordaba San Josemaría: Allí donde están vuestras aspiraciones, vuestro
trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro cotidiano con
Cristo (…). En la línea del horizonte, hijos míos, parece unirse el cielo y la
tierra. Pero no, donde de verdad se juntan es en vuestros corazones, cuando
vivís santamente la vida ordinaria (San Josemaría). Jesús mío, es en mi
corazón, en las cosas que amo tanto, el sitio donde te encuentro.
u Pídele
al Espíritu Santo que te alcance deseos de ser santo y apóstol.
Propósito: ¡quiero ser santo!