sábado, 21 de junio de 2014

Tesoros

Nadie puede servir a dos señores, porque o tendrá aversión al uno y amor al otro, o prestará su adhesión al primero y menospreciará al segundo: no podéis servir a Dios y a las riquezas (Mt 6, 24).
Como tu Jesús amas y te das del todo, por eso pides que te amemos con todo, sin andar compartiendo el corazón con otras cosas. Lo dices bien claro o uno ama a Dios o acaba amando las riquezas (el dinero, la comodidad, los placeres). Bueno, Jesús, yo quiero ser de los que te amen del todo sin andar compartiendo el corazón con tonteras. Quiero ponerte en primer lugar en mi cabeza, en mi corazón y en mi lengua.
u  Sigue diciéndole a Jesús que lo quieres mucho.
Por eso os digo: No os preocupéis por vuestra vida, qué co­meréis; ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento y el cuerpo que el vestido? (Mt 6,25).
El Papa Benedicto XVI explica este pasaje del evangelio así: Quien cree en Dios, Padre lleno de amor por sus hijos, pone en primer lugar la bús­queda de su reino, de su voluntad. Cuantas veces no te pongo en primer lugar, Jesús. Si tengo exámenes dejo de último el rezar, si estoy con la ilu­sión de ver un partido de fut te dejo para después, si no estoy con ganas me olvido de Ti. ¡Que te ponga en primer lugar! ¡Que no te deje tirado!
u  Pídele a Santa María la fortaleza de poner a su Hijo en primer lugar.

Propósito: El primer lugar para Jesús.