martes, 3 de junio de 2014

Cielos y tierra bendecid al Señor

Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique (Jn 17, 1).
¡Faltan cinco minutos!; ¡Es la hora…! Avisa en clase el encargado con una puntualidad suiza, casi como un reloj de cuco. También Jesús avisa a su Padre: Padre, ha llegado la hora… Todo llega, es cuestión de tiempo: Hay tiempo para reír y tiempo para llorar; tiempo para sembrar y tiempo para cosechar; tiempo para trabajar y tiempo para descansar… Todo tiene su tiempo y Dios su eternidad. Padre, ha llegado la hora… El Hijo, el Padre junto al Espíritu Santo serán eternamente glorificados por los coros de los Ángeles, de los Santos. Y, aunque desafino un poco (bastante), por la gracia de Dios espero también poner mi voz en ese coro.
u  Jesús, que aproveche el tiempo.
Tuyos eran, me los confiaste y han guardado tu palabra. (…) Yo ruego por ellos; (…) he sido glorificado en ellos (Jn 17, 6.9.10).
Cuando hablan bien de mí, y lo oigo me pongo colorado. Jesús, gracias por los piropos: Han guardado tu palabra; he sido glorificado en ellos. ¡Qué otra cosa voy a hacer! La araña que baila en su tela da gloria a Dios. Una hojita de grama da gloria a Dios. La Vía Láctea da gloria a Dios. Jesús, ¿y yo? Que toda mi vida sea guardar tu palabra y darte gloria por los siglos de los siglos. Amén.
u  Dile a al Espíritu Santo que quieres ser santo y apóstol.

Propósito: aprovechar el tiempo.