Mirad que
llega la hora, y ya llegó, en que os dispersaréis cada uno por su lado, y me
dejaréis solo, aunque no estoy solo porque el Padre está conmigo (Jn 16, 32).
Jesús, estos días son de
preparación para Pentecostés, para la venida del Espíritu Santo. Jesús, quiero
prepararme bien para la solemnidad de Pentecostés. Con San Josemaría vuelvo a
rezar esta oración: ¡Ven, oh Espíritu Santo! Ilumina mi entendimiento para
conocer tus mandatos; fortalece mi corazón contra las insidias del enemigo;
inflama mi voluntad… He oído tu voz, y, no quiero endurecerme y resistir
diciendo: Después..., mañana. Nunc coepi! ¡Ahora! No vaya a ser que el mañana
me falte. ¡Oh, Espíritu de verdad y de sabiduría. Espíritu de entendimiento y
de consejo. Espíritu de gozo y de paz! Quiero lo que quieras, quiero porque
quieres, quiero como quieras, quiero cuando quieras.
u De
verdad, ¿quieres lo que Él quiera?
En el mundo
tendréis tribulación, pero confiad: yo he vencido al mundo (Jn 16, 33).
Jesús, a mí los exámenes me
dan un poco de miedo. Como ya pasaron te lo puedo contar con calma, me pregunto
¿Lo sabré todo?, ¿Me dará tiempo a estudiar?, ¿Sacaré buenas notas? Pero lo
peor es que me pongo nervioso y trato con dureza a los que me rodean. Me
encierro en mí y yo a lo mío. Y hasta me pasa en época de exámenes que no hago
oración ni voy a Misa.
u Pídele
a Jesús ser constante en el trato con Él.
Propósito: rezarle al Espíritu Santo.