Volviéndose
Pedro, vio que le seguía el discípulo a quien Jesús amaba, (…) Pedro dice a
Jesús: Señor y éste ¿qué? (Jn 21,20-21).
Es lógico. San Pedro quería
al muchacho, y Juan —es él mismo quien nos lo cuenta—, lo notó. Jesús, yo
también quiero a mis amigos, como Pedro quería a Juan; y también noto que esa
amistad me hace vulnerable: me duelen sus dolores, me pesan sus
pesares, pero también me alegran y comparto sus alegrías. Jesús, lo bueno de
ser tu amigo es que también mis amigos son tus amigos. Y en la oración repaso
mis amistades y te pregunto: Señor y éste ¿qué? y el otro y el de
más allá, y aquella…
u No
soy ni Iron man ni nada, yo soy vulnerable a las necesidades de los demás.
Pídele a Jesús querer cada vez más a tu familia y amigos.
Jesús le
respondió: Si quiero que éste se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú
sígueme (Jn 20,22).
¿Dónde va Vicente?... Donde
va la gente. ¡Pobre Vicente!; no tiene personalidad. Lo de
menos es llamarse Vicente, Juan o Pedro. Jesús, que no esté tan pendiente de lo
que hacen o dejen de hacer, digan o dejen de decir los demás. No quiero ser una
marioneta en sus manos. ¡Tengo personalidad! Por eso a mí también me dices: ¿A
ti qué? Tú sígueme. Jesús, quiero estar siempre contigo, te seguiré.
u Hoy
que es sábado, día de la Virgen, ¿con quién puedo hacer apostolado?
Propósito: Pedirle a María que te ayude a rezarle al Espíritu
Santo.