jueves, 3 de agosto de 2017

De visita

Ellos le contestaron: Sí (Mt 13, 51).
Hoy es jueves. Día para pensar sobre la Eucaristía. Jesús, te quedas en un pedacito de pan para que yo te tenga cerca y pueda venir a visitarte las veces que quiera. A veces me da pereza, no quiero pasar al oratorio o a la capilla. Qué fácil es llegar, hacer una genuflexión bien hecha y decirte unas palabras de cariño. Pero no, a veces me pesan los pies, como si fueran de plomo, y no quiero pasar. Otras veces, no son las los pies de plomo, sino que me da vergüenza. Es absurdo pero a veces uno reacción ante sus amigos como si fueran de saber qué religión funda­mentalista, que de un momento a otro me van a cortar la cabeza por profesar mi fe públicamente.
Dile a Jesús ¡Sí!, voy a visitarte al Sagrario.
Todo maestro de la ley que se ha hecho discípulo del Reino de los cielos, es como un padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas (Mt 13, 52).
Delante del Santísimo todo se ve diferente. Hay un no sé qué que hace que fluya la oración. A veces basta hacer como decía aquel campesino del pueblo del Cura de Ars, “Yo le miro y Él me mira”. Mirarle. Eso ya es sacar tesoros nuevos y viejos. Los tesoros viejos, de última tecnología, son los propósitos nuevos o cosas que no me había dado cuenta que puedo mejorar. Los tesoros viejos, o tesoros “retro”, son cosas ya sabidas pero que vale la pena volver a poner de moda en mi vida.
Qué tal un collage de propósitos: moderno con algo retro.

Propósito: Vivir moda pro y retro a la vez: visitar el Sagrario.