Se acercó un joven a
Jesús y le preguntó: “Maestro, ¿qué debo hacer de bueno para conseguir la vida
eterna?”(Mt 19, 16-17).
Con qué ilusión se acerca ese muchacho hasta ti. Llegó corriendo,
lleno de entusiasmo. Su modo de comportarse denotaba que tenía su dinerito.
Está acostumbrado a conseguirlo todo. No le falta nada. No tiene nada de qué
quejarse. Pero le falta un detallito: sus muchos bienes no le aseguran el
cielo. Quisiera comprar una entrada VIP, que le asegure que no tendrá que hacer
cola y que su puesto está asegurado. Sé que me comporto muchas veces así.
Ayúdame, Jesús.
Lunes,
buen día para ganarse una entrada al VIP del cielo por medio del trabajo.
Jesús le dijo: “Si
quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres,
y tendrás un tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme” (Mt 19, 19-21).
Aquí sí se puso dura la cosa. Te metiste con la billetera del
joven rico. Para mucha gente la billetera es sagrada, no se toca. ¿Por qué ese
miedo a dar de lo que hay en la billetera? ¿Qué cosa puedo comprar con el dinero
o las tarjetas de crédito que hay en la billetera, que luego sea mayor que el
cielo? Y a pesar de eso, la gente quiere dinero. Yo mismo, quiero tener mucho
dinero. Ese motivo tan “bajo” es el que me anima a estudiar duro tantas veces.
Con razón después si me dicen que lo deje todo y te siga, no me animo, me da
miedo horrible.
Si
Dios te pide que lo sigas, déjalo todo, sin pena.
Propósito: dar
limosna, pero de mi billetera