sábado, 19 de agosto de 2017

Oasis

Entonces le presentaron unos niños, para que les impusiera las manos y orase… (Mt 19, 13).
Tan atrayente es tu persona, Jesús, que las mamás querían que les im­pusieras las manos y les dieras una bendición a sus niños. Creo que fue el Papa Benedicto quien escribió que los que se encuentran junto a Ti son como un oasis, un lugar donde hay agua y descanso en medio del desierto de este mundo. Y es que los buenos atraen y los malos repelen. Yo quiero estar muy cerca de Ti y atraer muchas almas que luego te amen. ¡Qué envidia, Jesús, me dan los que son como un oasis! Aunque, pensándolo bien, más cerca que en la Comunión, imposible. Quiero aprender a volar en tu Amor.
Habla con Jesús sobre cómo puedes unirte más a Él.
Y después de imponerles las manos, se marchó de allí (Mt 19, 15).
Jesús, lo que te interesa es unir a la gente con Dios Padre. Una vez que les impones las manos y rezas por ellos, sigues adelante en tu cami­no. Lo que quieres es que amen a Dios Padre como le amas Tú. Y yo, como te lo he dicho antes, cada vez que hago algo bueno quiero reconocimiento y agradecimiento. Me inflo de orgullo y placer al saber que he hecho algo bueno. Jesús, yo quiero unirme a Ti, y trabajar con la única intención unir a los demás con Dios Padre. Quiero ser un oasis para los demás, pero por puro amor a Ti.
¿Qué puedo hacer para unir a los demás con Dios? HOY.

Propósito: Ser un oasis o al menos un pozo de agua fresca.