jueves, 18 de enero de 2018

Correr detrás suyo

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, seguido por una muchedumbre de galileos (Mc 3, 7).
Todos quieren ir detrás de ti, Señor. Yo también quisiera ser de esos que van detrás de ti. ¿Cómo puedo hacer para seguirte más de cerca? ¿Cómo puedo hacer para ser un discípulo tuyo? Lo primero quizá sea encontrarte. Te encuentro a través de estos ratos de oración, en silencio. Pero también estás fuera, en las calles, en el colegio, en mi casa. Estás esperándome en las personas necesitadas, en los pobres, en los mendi­gos, en los ancianos. Me esperas en las personas que caen mal, en los aburridos, en los que necesitan ayuda.
Sal en búsqueda de Jesús. Está esperando en alguien de tu familia.
Jesús había curado a muchos, de manera que todos los que padecían algún mal se le echaban encima para tocarlo (Mc 3, 10).
Cuando por fin uno te encuentra, Jesús; ya no quiere dejarte. Si salimos a buscarte en las personas necesitadas, como los ancianos de un asilo, o los niños pobres de un hospital, aquello llena de una forma íncreible. Gracias Jesús por quedarte en las personas necesitadas; así nos damos cuenta que hasta el más torpe, tiene algo para dar a los demás. Dame valor para vencer la pereza que me lleva a decir que no cuando me invitan a realizar alguna obra de misericordia.
Cuando encuentras a Jesús, en el más necesitado, inicia la felicidad.

Propósito: buscar a Jesús en alguna persona necesitada.