¿No es éste el carpintero, el hijo de
María? (Mc 6,3).
Jesús, tus paisanos te reconocen enseguida por tu oficio. Las
puertas y ventanas de Nazareth siempre cierran bien y son bonitas; las mesas y
sillas no están cojas y son cómodas; estanterías, cunas, hasta una mecedora de
diseño para la Virgen... de todo. Y todo lo ha hecho bien (Mc 7,37). Jesús,
quiero ser como Tú y me propongo: sacar las mejores notas que pueda, poner la
mesa sin que me lo digan, ayudar a mis hermanos pequeños con los deberes. ¿Qué
más?
Dile
qué cosas estás dispuesto a hacer bien pero de verdad.
¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría
es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? (Mc 6,2)
Jesús, tus paisanos no salen de su asombro. Pero si le hemos visto
jugar en la plaza con todos los niños, ir a por agua a la fuente, pescar cangrejos
en el río... No les cabía en la cabeza que alguien tan normal hiciera milagros,
fuera Dios. Jesús, ahora nos pasa al revés: muchos dudan que Dios pueda ser tan
normal, tan cercano, que te interese el fútbol o la música. Jesús, eres
perfecto Dios pero también perfecto Hombre. ¡Qué bien me entiendes! ¿Eres del
Barça o del Madrid? Bueno, mejor no me contestes que me puedo poner a discutir.
Tararea
a Jesús tu canción preferida y pregunta si le gusta.
Propósito: cantarle algo a Jesús.