Os digo que Elías ya ha venido y no lo han reconocido,
sino que han hecho con él lo que han querido (Mt 17, 10-13).
Jesús, dentro de poco nos vas a nacer. ¡Qué ganas tengo! Te voy
conociendo poco a poco, y me doy cuenta de que no te gusta el espectáculo, las
manifestaciones aparatosas. En Belén nadie te supo reconocer. Ni siquiera
tuvieron sitio para Ti en la posada del pueblo. Jesús ayúdame a reconocerte en
los detalles pequeños de cada día. Con palabras de San Josemaría: En la
línea del horizonte, hijos míos, parecen unirse el cielo y la tierra. Pero no,
donde de verdad se juntan es en vuestros corazones, cuando vivís
santamente la vida ordinaria.
·
Dile a Jesús que quieres vivir con la alegría del que se sabe Hijo de Dios.
Así también el Hijo del Hombre ha de padecer de parte
de ellos (Lc 17,24).
Jesús, que no me acostumbre nunca a tenerte tan cerca: en mi
alma, en el sagrario. Que te sepa reconocer. Para ello me serviré de trucos:
un crucifijo en la mesa de estudio, una imagen de tu Madre dentro de un libro,
el escapulario cerca de mi corazón, cuando vea la torre de una iglesia… Jesús,
lo que más hace padecer a los hombres, lo que más te duele es la
indiferencia de aquellos que amas. Jesús al saberme cerca de Tí diré:
¡Te quiero! ¡Te quiero mucho!
·
Piensa trucos para acordarte de Jesús.
Propósito:
Truco cada vez que vea un niño, o los cartoons.