viernes, 14 de diciembre de 2012

Vuestra buenas obras las ve Dios


Esa generación se parece a niños sentados en las plazas que, gritando a sus compañeros, dicen: os hemos cantado al son de la flauta y no habéis bailado; os hemos cantado lamentaciones y no habéis llorado (Mt 11, 16-17).
Jesús, qué bien se lo pasan contigo tus discípulos. Les pones ejemplos graciosos, divertidos, para que se rían. Recuerdas canciones infantiles que cantabas rodeado de otros niños en aquellos largos atardeceres de Nazaret. Debía ser algo parecido al Títere macara, yo no fui, fue tete… (me parece que así se decía). Siempre había algún despistado que se equivocaba y claro, tenía que pagar. Jesús, yo también me despisto. Tengo más cantadas que un portero de fútbol (como el del Barça) y no te cuento en otras cosas.
·         Pídele perdón a Jesús por tus despistes y por tus “cantadas”.
Ha venido Juan que no come ni bebe y dicen… Ha venido el Hijo del Hombre que come y bebe y dicen… (Mt 11, 18-19).
Criticar lo sabe hacer cualquiera. Una hermosísima vidriera gótica puede ser destrozada de una pedrada. Pero la sabiduría se acredita por sus propias obras (Mt 11, 19). Son las obras las que cuentan. En vez de criticar tanto, yo ¿qué hago? Jesús, ayúdame a llenar mi vida diaria de obras buenas, a no juzgar lo que me parece malo.
·         Termina dando gracias a Dios por tantas obras buenas.
Propósito: Obras son amores…