sábado, 19 de enero de 2013

Que si no me perdería


Publicado originalmente el 20 de enero de 2011
Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea (…) Llegados a casa, se volvió a juntar la muchedumbre que no podían ni comer» (Mc 3, 7.20).
Jesús, S. Marcos insiste en las multitudes que te asediaban, también dice: “Había en torno de Él una numerosísima muchedumbre” (Mc 4, 1). Pero luego en la Pasión Te dejaron solo. Yo me acordé de Ti al leer a aquel poeta de Chile: “Soy la multitud y estoy solo / Cantaba en la adolescencia / Solo, y definitivamente solo, / No adentro de la multitud / Sino con la multitud dentro”. Jesús, son tantos los que te siguen sólo a ratos y te dejamos solo cuando cuesta.
·        Jesús, ¿cuándo te dejo solo?... Ya no más.
Jesús, dando una fuerte voz, expiró (…) Viendo el centurión, que estaba frente a Él, de qué manera expiraba, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios (Mc 15, 37-39).
Y es otro poeta chileno, I. Langlois, quien da respuesta: “A los buscadores del infinito por cuenta propia se les hace saber / que el objeto de sus nobles y erráticas exploraciones ha sido ya encontrado en una cruz / el viernes de Nisán en las afueras de Jerusalén”. Jesús, tonto de mí, pienso que soy yo el que te he encontrado, pero en verdad eres Tú quien llenas mi soledad.
·        Jesús: “no me dejes solo ni de noche ni de día, que sin Ti me perdería”.
Propósito: Nunca estoy solo.