sábado, 9 de junio de 2018

¡Jesús, estás loco de… Amor!


Volvió Jesús con sus discípulos a casa y se juntó tanta gente, que no les dejaban ni comer (Mc 3, 20).
Jesús, no te dejaban ni comer, ni dormir, ni descansar, ni nada... estabas expropiado de ti mismo. Y Tú, tan contento. Yo, ¡ya ves!, sigo funcio­nando por la ley del gusto: ¡Es que no me gusta!, ¡es que no me apete­ce!.. Como en el chiste: Mamá no me gusta el abuelo… Venga, pues cómete las patatas. Jesús, quiero ser como Tú. Ayúdame a quitarme caprichos, a pensar siempre en las necesidades y gustos de los demás.
Jesús, exprópiame de mis gustos, de mis caprichos. ¿Qué te puedo dar?
Vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales.
Ser cristiano, tomarse la Fe en serio, con los tiempos que corren, es una locura, pero siempre ha sido así, a los cristianos nos han tomado por locos. Jesús, tenías fama de loco. Fama bien merecida que nos ha lle­gado hasta hoy: El más grande loco que ha habido y habrá es Él. ¿Cabe mayor locura que entregarse como Él se entrega, y a quienes se entrega? (...) ¡Divino Loco! ¿Cómo te tratan los hombres?... ¿Yo mis­mo? (cfr. Forja 824). Jesús, te has vuelto loco... de Amor. Amor con amor se paga, y locura con locura. A loco no me ganas...
¿Qué locuras de Amor hago por Jesús? Piénsatelo y haz alguna.
Propósito: Hacer locuras de Amor