lunes, 4 de junio de 2018

Jesús, que sepa amarte de verdad


Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que llo­raban y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos (Luc 23, 27-28).
Jesús, las mujeres de Jerusalén lloraban, pero no sabían por qué llora­ban. Se dejaban llevar sólo por el sentimiento, por el sentimentalismo. Jesús les dice: No lloréis por mí, llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos. Es el peligro de una vida de piedad sentimentaloide, que busca no el Amar sino solo Sentir. El amor es mucho más que un sentimiento. Jesús, a veces me pasa. En la oración busco sólo el senti­miento, el consuelo y, si no lo encuentro, si me siento frío, entonces me desanimo... ¡Es que no lo siento..!
Jesús, que me entere: En el Amor lo importante no es el sentimiento.
No es que sea malo el sentimiento y de hecho nos lo dice San Pablo: Tened entre vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús (Flp 2, 5). Jesús, te pido que mi vida de oración se cimente en el Amor. A veces me darás sentimiento, tus sentimientos, Jesús: propósitos, afec­tos e inspiraciones… otras veces, sin embargo, estaré seco y frío, como un saco de patatas y, quizá, en esos momentos el amor sea aún más grande.
Sin ser sentimental, tener los mismos sentimientos de Jesús.
Propósito: Amar, aunque no lo sienta