Todo se les podrá perdonar a los
hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan (Mc 3,28).
Un matrimonio asistía a una audiencia con Juan Pablo II en Roma.
Cuando el Papa pasó delante de ellos, la mujer le dijo en voz alta: Santo
Padre, dígale algo a mi marido, que hace diez años que está alejado de Dios. Juan
Pablo II continuó unos pasos más, pero se detuvo un momento, y se volvió atrás,
puso la mano sobre el hombro de aquel señor y le dijo con voz baja y profunda: —¡Qué
mal se está lejos de Dios! Aquel hombre quedó tan impresionado que ese
mismo día se confesó y volvió a la práctica cristiana.
Habla
con Jesús y dale gracias por el Sacramento de la alegría.
Por eso te digo: Sus muchos pecados
están perdonados, porque tiene mucho amor (Lc 7,48).
Decía San Josemaría: Un Dios creador es admirable;
un Dios que viene hasta la Cruz para redimirnos, es una maravilla;
¡Pero un Dios que perdona, un Dios que nos purifica, que nos limpia, es algo espléndido!
Jesús, cada confesión es un encuentro contigo en el que me perdonas y me
abrazas. Borras la caricatura en la que me he convertido por mi
culpa y creas de nuevo tu imagen en mi alma.
Dile
a Jesús que irás a confesarte, no una, sino 70 veces 7. ¿Te suena?
Propósito: Borrar la
caricatura 70 veces 7