martes, 5 de junio de 2018

La belleza es el esplendor de la Verdad


Su Madre (...) lo envolvió en pañales y lo recostó en un pe­sebre (Lc 2, 7). La túnica no tenía costuras, estaba toda ella tejida de arriba abajo. Y José tomó el cuerpo y lo envolvió en una sábana limpia (Lc 27, 60).
Jesús, a San Lucas hay que darle un premio. Nos pone al día de la moda del siglo I d.C., lo que se llevaba por entonces: túnicas, mantos, paña­les, sábanas... Nos hace notar cómo, los que te quieren de verdad, tu Santísima Madre, José de Arimatea, se preocupan del vestido. La Virgen no sólo te envolvió en pañales al nacer, sino que, después, tejió con maestría y cariño esa túnica sin costura.
Jesús, que siempre, como María, te envuelva con el manto de mi cariño.
Entonces, los soldados (...) le desnudaron, le cubrieron con una túnica roja, (...) y se burlaban de Él (Lc 27, 27).
Jesús, en cambio, los que no te quieren, te quitan la ropa o te visten de cualquier manera para reírse de ti. Jesús, sí que importa. Mi forma de vestir, también en verano, sí que importa, sí que te importa porque me quieres de verdad. Quieres que vaya bien, presentable, a la moda. Porque, Jesús, mi forma de vestir, mi elegancia, manifiestan tu belleza, son el esplendor de tu gloria, el esplendor de la Verdad.
Dile a Jesús que le nombras tu asesor de imagen.
Propósito: Ir bien vestido (el bañador está bien para la piscina)