jueves, 21 de junio de 2018

Y allí estaba la Madre de Jesús


Al tercer día se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y estaba allí la Madre de Jesús. También fueron invitados a la boda Jesús y sus discípulos (Jn 2, 1-12).
Y allí estaba la Madre de Jesús, cuenta San Juan como de pasada. Allí estaba y sin hacerse notar, tan callando, como quien no quiere la cosa. ¡Fíjate cómo es nuestra Madre! ¿Te das cuenta?... No puede estar­se quieta —como todas las madres buenas—, y se mete hasta la cocina dispuesta a echar una mano en lo que hiciera falta.
¿Me doy cuenta de las necesidades de los demás?
Y, como faltó vino, la Madre de Jesús le dijo: No tienen vino. (…) Dijo su Madre a los sirvientes: Haced lo que Él os diga (Jn 2, 1-12).
¿En qué puedo ayudar?, preguntó María mientras se ponía el delantal. Un cruce de miradas, el ruido sordo de la vasija de barro raspando el fondo seco del tonel del vino, un cuchicheo nervioso, son suficientes para que se diera cuenta de lo que sucedía: No tienen vino. Enseguida resolvió el problema: Haced lo que Él os diga, y Jesús convirtió el agua en vino. ¡Cuántas veces en mi vida pasa lo mismo!: problemas insupe­rables, dificultades agobiantes... ¿Y crees que tu Madre, la Virgen, va a estarse quieta? Antes de que cante un gallo ya ha intercedido por ti, y al oído te sopla: Haced lo que Él os diga.
¿Hago lo que Jesús me dice en la oración? ¿Saco propósitos?
Propósito: Pinchar mi burbuja de bienestar